Agus Suwage, Room of Mine,  2017.

Estimadxs amigos y amigas,

Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas consiste en quince miembros: cinco de ellos son miembros permanentes con poder de veto (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) y los otros diez miembros son elegidos por periodos de dos años. La presidencia del consejo rota mensualmente. Este mes —mayo— la presidencia del consejo la tiene Indonesia, cuyo representante permanente es el diplomático Dian Triansyah Djani. El presidente de Indonesia es Joko Widodo, conocido como Jokowi. Khamid Istakhori, secretario general de la Federasi SERBUK —una gran federación sindical en Indonesia— escribió una carta abierta al presidente. Le pide a Jokowi que use la presidencia de Indonesia en el Consejo de Seguridad para denunciar las violaciones al derecho internacional contra Venezuela. Khamid nos envió esta carta, que constituye el núcleo del boletín de esta semana. Por favor lean sus palabras abajo:

Sukarno en la Conferencia Afro-Asiática, Bandung, Indonesia, 1955
«No se han reunido en un mundo de paz, unidad y cooperación. Enormes abismos separan naciones y grupos de naciones. Nuestro infeliz mundo está desgarrado y torturado, y los pueblos de todos los países caminan temerosos porque, sin que ellos tengan la culpa, los perros de la guerra están sueltos una vez más.»

Estas fueron las palabras con que el presidente de Indonesia Sukarno abrió la primera Conferencia Afro-Asiática en Bandung en 1955, que sentó las bases para la formación del Movimiento de Países No Alineados (MPNA), la institución política clave que por décadas llamó a la emancipación del Sur global.

Mientras los tambores de guerra suenan cada vez más fuerte en Caracas y Washington, hacemos un llamado al presidente de Indonesia Joko Widodo —presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en mayo de 2019— a usar su posición para pronunciarse por un mundo de paz, unidad y cooperación, y denunciar las violaciones al derecho internacional que ha cometido Estados Unidos en su campaña para desestabilizar a Venezuela.

El presidente de Indonesia Jokowi en la Conmemoración de la Conferencia Afro-Asiática, 2015

En numerosas ocasiones este año la oposición venezolana ha intentado hacer un golpe de estado contra el gobierno democráticamente elegido del presidente Nicolás Maduro, siempre con asistencia de EE.UU. Por ejemplo, el 28 de enero de 2019 Estados Unidos emitió una Orden Ejecutiva reconociendo al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino. Simultáneamente, ha intentando usar alimentos y ayuda médica para aliviar el sufrimiento impuesto por las sanciones de su propio régimen. Este régimen, diseñado para estrangular a la economía venezolana, le cuesta a Venezuela USD 30 millones por día. En comparación, un reciente equipamiento de ayuda que Estados Unidos intentó enviar llevaba solo USD 20 millones en suministros; menos de los costos de un solo de día de sanciones.

Las sanciones estadounidenses —que han congelado USD 30 mil millones de activos venezolanos en EE.UU. y han causado al país pérdidas por un valor de USD 23 mil millones desde agosto de 2017 hasta diciembre de 2018— han golpeado directa y principalmente al pueblo venezolano. En un reporte para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Alfred de Zayas sostiene que las sanciones fueron un acto consciente que debe ser considerado como un crimen contra la humanidad.

En un artículo reciente Weisbrot y Sachs plantean que han “reducido la ingesta calórica general, aumentado las enfermedades y la mortalidad (tanto para adultos como niños), y han desplazado a millones de venezolanos que han huido del país como resultado del empeoramiento de la depresión económica y la hiperinflación”. Estiman que las sanciones —ilegales tanto para el derecho estadounidense como para los estatutos de la Organización de Estados Americanos— han causado un estimado de 40.000 muertes civiles entre 2017 y 2018 y han alcanzado el límite de la definición de “castigo colectivo” de la Convención de Ginebra.

Más recientemente, la policía estadounidense ha forzado la entrada a la Embajada de Venezuela en Washington —una clara violación del artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas—, arrestando a sus ocupantes y entregando el recinto a la oposición venezolana.

Caracazo, 1989, Francisco ‘Frasso’ Solórzano

Mientras Estados Unidos ha expresado enfáticamente su oposición a las violaciones a los derechos humanos, sus acciones han estado motivadas por el deseo por destruir la Revolución Bolivariana de Venezuela y el impacto que ha tenido en limitar el acceso estadounidense a los recursos de la región, particularmente al petróleo venezolano. Además de mejorar las condiciones de vida de millones de pobres y desposeídos, la Revolución Bolivariana abrió una nueva dirección para la solidaridad en el Sur global.

Venezuela se unió al MPNA en septiembre de 1989 solo meses después del Caracazo, una ola de protestas en respuesta a las reformas económicas neoliberales. El Caracazo se desencadenó por el alza del precio del petróleo luego de que el recién electo presidente de centro Carlos Andrés Pérez retirara los subsidios.

El Caracazo fue un punto de inflexión clave para Venezuela. Desde la cama de un hospital el futuro presidente Hugo Chávez observaba la violencia que se desplegaba mientras cientos (quizás miles) eran asesinados por el aparato de seguridad del estado en lo que Chávez más tarde llamó un “genocidio”.

Tras ganar las elecciones de 1998, el gobierno de Chávez utilizó las rentas del petróleo para beneficiar al pueblo de Venezuela (y a los otros países que luego se unieron al proyecto bolivariano), reduciendo la pobreza, aumentando los salarios y mejorando el acceso a alimentación, salud y educación (vea acá un pequeño resumen de sus logros). En 2002 Chávez y sus leales partidarios militares defendieron exitosamente la Revolución Bolivariana contra un golpe orquestado por Estados Unidos.

El sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, ha buscado continuar su legado. Ha ganadonumerosas elecciones democráticas a pesar del hecho de que su liderazgo ha sido puesto a prueba duramente por el colapso de los precios del petróleo, que constituyen aproximadamente un 95% de las exportaciones venezolanas. Estados Unidos y la oposición venezolana han aprovechado esta oportunidad para socavar el proyecto ideológico de la Revolución Bolivariana y acceder a la riqueza petrolera de Venezuela.

Comunistas en Indonesia arrestados por la junta militar, 1965

Las acciones perpetradas contra Venezuela despiertan recuerdos difíciles para muchos indonesios. Documentos desclasificados el 2017 demuestran que en lugar de solo “quedarse al margen” mientras aproximadamente medio millones de civiles eran masacrados por el general Suharto y sus tropas en 1965, Estados Unidos estaba involucrado activamente en difundir la narrativa que justificó la violencia.

A pesar de que la dictadura militar terminó formalmente en 1998, el legado del control militar todavía pesa sobre Indonesia. Por años continuó recibiendo ayuda militar estadounidense y siendo un participante activo en ejercicios de entrenamiento militar de Estados Unidos. El ex presidente Susilo Bambang Yudhoyono incluso pasó un tiempo entrenando en la “Escuela de las Américas” de Fort Benning, el infame campo de entrenamiento donde los golpistas latinoamericanos perfeccionaron sus habilidades por décadas.

Marsinah Menggugat fue una organizadora de una fábrica en Indonesia, asesinada hace 26 años este mes por la dictadura de Suharto. “Ellos juegan con los números”, dijo. “Nunca consideran si un número de números puede humanizar a un trabajador” – Mereka bermain diantara angka-angka. Mereka tidak pernah mempertimbangkan apakah sejumlah angka mampu memanusiakan seorang buruh. Arte por Ivana Kurniawati

El presidente Jokowi es el primer jefe de Estado separado de ese legado. Jokowi fue reelegido al derrotar ampliamente el líder de la oposición Prabowo Subianto (el candidato militar y yerno de Subianto). Esta victoria demuestra que el pueblo de Indonesia ha rechazado nuevamente las políticas de la guerra y el conflicto a favor de una democracia más tolerante.

Hasta el momento Jokowi se ha mostrado reacio a tomar una postura firme sobre Venezuela, más allá de expresar preocupación y promover el diálogo político entre las partes. Sin embargo, aunque Indonesia dice respetar el principio de no interferencia y no interviene en los asuntos internos (restringiendo sus comentarios a la ayuda humanitaria para los desplazados), ha fallado en pronunciarse contra la constante interferencia y violaciones del derecho internacional que estamos viendo en Venezuela.

Como cuando Sukarno habló en Bandung, los perros de la guerra están sueltos de nuevo, y tienen sus dientes firmemente adiestrados en Venezuela. Solidarizamos con las clases trabajadoras de Venezuela, y apoyamos los pasos tomados por el presidente Maduro para superar la crisis.
En consecuencia, hacemos un llamado a Jokowi a usar la semana final de su presidencia del Consejo de Seguridad para ponerse a la altura del legado de Sukarno, denunciar las violaciones del derecho internacional por parte de EE.UU., y comenzar a reconstruir la solidaridad del Sur global.

Khamid Istakhori, secretario general de Federasi SERBUK.
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En junio se publicará nuestro Dossier 17 sobre el ataque a Venezuela y el concepto de guerra híbrida. Este dossier es producido conjuntamente por nuestras oficinas de São Paulo (Brasil) y Buenos Aires (Argentina). Es una evaluación exhaustiva sobre la naturaleza de la Guerra sobre Venezuela, una de las cuatro guerras que John Bolton —el asesor de Seguridad Nacional estadounidense— está ansioso por emprender (para más sobre esto, vean mi columna). Mientras nuestras oficinas preparaban el dossier, nuestro equipo en Buenos Aires organizó un seminario para discutir la traducción al español del libro de Andrew Korybko sobre la guerra híbrida.

Tras siete duras semanas, los resultados de la elección para el 17º Lok Sabha (parlamento) de India ya están publicados. 900 millones de votantes estaban registrados para votar en 542 circunscripciones. El partido de ultra derecha, BJP, ganó la mayoría de los escaños y formará el gobierno una vez más. Es un hecho aleccionador que la ultra derecha continúe ganando terreno alrededor del mundo. Esta no es una historia solamente sobre India, ni una historia que pueda explicarse mediante una inmersión empírica solo sobre las realidades indias. Es una historia global, desde Australia hasta Brasil. Requiere una evaluación detenida de las fuerzas estructurales de la globalización y la fragmentación social que estas han producido.

La semana pasada estuve en Dublín (Irlanda), donde hablé en un evento del Partido de los Trabajadores por las elecciones del Parlamento Europeo. En este evento hablé sobre cómo la ultra derecha no aborda los graves problemas en nuestro mundo, sino que se apoya en las tensiones de la sociedad para formar su bloque electoral:

Dublin, Irlanda, 7 de mayo de 2019

Debemos prestar atención a estas realidades estructurales tanto como debemos entender el cambio sociológico en nuestras sociedades como un resultado de los procesos de globalización.

Durante este año haremos un dossier sobre los resultados de las elecciones indias, así como continuaremos nuestras investigaciones sobre la idea de “democracia” en nuestros tiempos.

Cordialmente, Vijay.

PS: para leer los boletines anteriores y otros materiales, por favor visiten nuestro sitio web. Allí encontrarán nuestro dossier sobre Soberanía de los recursos. El artículo de esta semana de Celina della Croce, coordinadora del Instituto Tricontinental para la Investigación Social, aborda los temas de ese dossier.