Instituto Tricontinental de Investigación Social, Sudáfrica, octubre de 2019.

Estimadxs amigos y amigas,

Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

En 2017, Issa Shivji dio la Conferencia Conmemorativa Harold Wolpe en la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sufáfrica. Issa, quien enseñó en la Universidad de Dar es Salaam (Tanzania) por décadas, reflexionó sobre la idea de lxs intelectuales revolucionarixs. Recordó una conferencia de Ali Mazrui cincuenta años antes, en la que Mazrui definía al intelectual como alguien que está fascinadx por las ideas. “Hasta un payaso está fascinado por las ideas”, gritó unx de sus estudiantes.

Es cierto.

Durante los primeros años de la República Soviética, Anatoly V. Lunacharsky —el comisario bolchevique de Educación del Pueblo Soviético— escribió un ensayo llamado “Nos reiremos” (1920). El pueblo había derrocado al zar y a su Imperio, “un enemigo gigantesco”. Esta gran victoria debía celebrarse, pero —advertía Lunacharsky— “estamos envueltos en el miasma de la vieja cultura que contamina todo el aire, cuando ese enemigo sigue triunfando a nuestro alrededor, esperando el momento de dar un nuevo golpe, en ese momento, sin soltar nuestras espadas de una mano, tomamos en la otra un arma que ya está afilada: la risa”. Lunacharsky hizo dos observaciones importantes aquí: uno, que los tentáculos de la vieja cultura traspasaron la corriente revolucionaria y continúan tratando de asfixiar el progreso humano, y dos, que el pueblo debía responder con su nuevo poder, pero también con júbilo, esa energía que da confianza a la gente.

El mes pasado, el equipo del Instituto Tricontinental de Investigación Social se reunió en Sudáfrica, donde pasamos una semana revisando nuestra agenda, redefiniendo nuestra organización y asegurándonos de tener la energía de la risa de nuestro lado. En estos últimos veintidós meses hemos producido una enorme cantidad de material:

a. 89 Boletines.

b. 76 Retratos.

c. 22 Dossiers.

d. 4 Alertas roja.

e. 2 Cuadernos.

e. 2 Documentos de trabajo.

f. 1 Apuntes.

Una de las grandes reflexiones de Lunacharsky es que es en el ámbito de la cultura donde los movimientos revolucionarios se tambalean, pues son las rigideces de las antiguas jerarquías culturales las que se resisten al cambio revolucionario; es importante que lxs revolucionarixs agudicen su comprensión de estas rigideces y aprendan a superarlas, a reírse en el camino hacia un mundo nuevo. Gran parte de la agenda del Instituto Tricontinental de Investigación Social consiste en estudiar esas rigideces y las nuevas formaciones culturales que atraen a oprimidxs y explotadxs. Entre estas nuevas formaciones están los movimientos religiosos (desde las iglesias neopentecostales hasta el Tablighi Jamaat, un movimiento musulmán). Estos fenómenos recientes han relegado a las instituciones culturales de la clase trabajadora creadas como parte de los movimientos sindicales y de izquierda. La clase trabajadora, lxs trabajadorxs marginalizadxs, lxs pobres de las ciudades, y lxs trabajadorxs rurales desplazados se han hecho parte de estas nuevas agrupaciones, que les ofrecen recursos a menudo reaccionarios, con un núcleo patriarcal.

Para nuestra agenda de investigación es central estudiar la estructura y la conciencia de esas clases clave a través del análisis de la desarticulación de la producción capitalista y la creciente fragmentación de la cultura de la clase trabajadora y el campesinado. Nos interesan, por lo tanto, tanto los ciclos de acumulación de capital como la construcción de rigideces sociales y del conservadurismo.

 Olivia Carolino Pires, economista de la oficina de Brasil del Instituto Tricontinental de Investigación Social, habla –en francés– sobre nuestro trabajo, sobre el que ha escrito aquí.

Publicado esta semana, el dossier nº 22 (noviembre de 2019) —Nuestra América latina y caribeña. Entre la ofensiva neoliberal y las nuevas resistencias— ofrece una mirada sobre nuestro plan de trabajo y sobre los tres ejes principales de nuestra agenda de investigación:

1. La configuración contemporánea del imperialismo.

2. Los nuevos monstruos y la ofensiva neoliberal-neofascista en Latinoamérica.

3. Desafíos para reimaginar el futuro.

Este dossier es una invitación a dialogar. Estamos ansiosxs por escucharlxs a ustedes sobre nuestra investigación, sobre cómo refinar nuestros conceptos, y sobre cómo ayudarnos a abrir nuestra imaginación hacia el futuro.

Muchas veces nos escriben, se ofrecen a ayudar en las investigaciones y las traducciones. Este trabajo de solidaridad es esencial para nuestro modo de funcionamiento. Hasta ahora, no nos hemos acercado a ustedes para buscar apoyo más allá del trabajo de solidaridad. Ahora encontrarán, en nuestro sitio web, un botón de “DONAR” al final de la página. Por favor vayan allí y muéstrenlo a otras personas. Ningún proyecto colectivo como este puede funcionar sin su participación.

P. Raniamma con su cosecha de marikozhunthu, una variedad de alga comestible pequeña. M. Palani Kumar, 2019.

M. Palani Kumar es un becario de 2019 en el Archivo Popular de la India Rural (PARI). Acaba de publicar una historia sobre mujeres trabajadoras que bucean en la costa de Tamil Nadu para recolectar algas. Ellas pasan casi diez horas diarias entrando y saliendo de las olas, buceando en el lecho marino y sacando diversos tipos de algas, que luego venden por una miseria a las industrias que las utilizan para una serie de productos. Kumar usó una cámara Nikon envuelta en plástico para tomar las fotos bajo el agua. Sin ellas, es imposible imaginar a estas mineras del fondo del mar. El aumento del nivel del mar ha hecho mucho más difícil su trabajo, y ha significado también un menos rendimiento para ellas.

Estas mujeres —A. Mookupori, P. Raniamma, S. Amritham— suministran la materia prima para una cadena de valor que va desde el lecho marino hasta la tienda. Este trabajo arriesgado —como el de lxs minerxs en las minas de cobalto en la República Democrática del Congo— es el más peligroso y el menos valorado, y está ahora bajo una inmensa presión por el aumento de los niveles del mar.

PARI fue fundado por P. Sainath, miembro principal del Instituto Tricontinental de Investigación Social, cuyas historias formaron nuestro dossier nº 21: El ataque neoliberal a la India rural (octubre de 2019). De las dos historias, una es sobre la desecación de la tierra en Andhra Pradesh, la otra es sobre una cooperativa de mujeres en Kerala.

Matheus Gringo, de la oficina de Brasil del Instituto Tricontinental de Investigación Social, explico los principales puntos del dossier nº 21.

A partir de la experiencia en Kerala, Sainath ofrece un programa de tres puntos para revertir la catástrofe agraria:

1. La agricultura debe tener un enfoque agroecológico, lo que se traduce en la elección de la ubicación de las plantaciones y la elección de los cultivos. No debe cultivarse café en Alaska, ni caña de azúcar en Marathwada. Debemos aprovechar y sembrar los cultivos nativos. Se debe prestar atención a los cultivos perennes y a aquellos que requieren solo de pesticidas y fertilizantes orgánicos.

2. La agricultura debe desindustrializarse del uso intensivo de químicos tóxicos y de semillas peligrosamente mecanizadas.

3. La reforma agraria es esencial, particularmente la reforma agraria que crea cooperativas y colectivos. La agricultura pertenece a las comunidades, no a las grandes empresas.

Si se encuentra en São Paulo (Brasil), le invitamos a asistir al lanzamiento del dossier 21, que contará con una discusión entre Gilmar Mauro (del MST) y Miriam Nobre (de la Marcha Mundial de las Mujeres). Abordarán la destrucción del Amazonas (documentada en nuestro dossier nº 14) y se debatirá sobre la pregunta: Barro, fuego y petróleo, ¿cómo llegamos aquí?

Llevando el bote al mar. M. Palani Kumar, 2019.

El mes pasado, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) publicó un informe importante llamado The Global Economy of Pulses [La economía mundial de las legumbres, traducción libre]. El informe fue coeditado por Dorian Kalamvrezos Navarro, Asesor de programas del jefe de estadística de la FAO, y Vikas Rawal, professor de Economía en la Universidad Jawaharlal Nehru en Nueva Delhi. Vikas es parte clave del trabajo que desarrolla la oficina india del Instituto Tricontinental de Investigación Social. El informe presenta muchos resultados relevantes, pero quisiera destacar los siguientes:

a. Las legumbres son ricas en proteínas y minerales, tienen un alto contenido de fibra, bajo contenido graso y bajo colesterol. El consumo de legumbres está asociado a beneficios importantes a la salud y a mejores resultados nutricionales.

b. El consumo de legumbres per cápita se ha estancado en las últimas tres décadas.

c. India es el mayor productor de legumbres, aunque ha habido un gran crecimiento en la producción orientada a la exportación en gran escala a Canadá, Estados Unidos y Australia. La pequeña agricultura sigue siendo responsable de la mayor parte de la producción de legumbres.

d. La pequeña agricultura en el sur de Asia y el África subsahariana lucha con bajos rendimientos; se necesita aumentar la adopción de variedades mejoradas y de prácticas agronómicas modernas.

e. Para que la producción de legumbres de lxs pequeñxs agricultorxs sea rentable y menos riesgosa se requiere dar un gran impulso a la investigación agrícola y a los servicios de extensión pública, así como mejorar la disponibilidad de créditos, especialmente a través de inversión pública.

El enfoque de la “revolución verde” prometía terminar con el hambre, pero no lo hizo; exacerbó las desigualdades en los campos principalmente porque abogaba por una revolución meramente tecnológica en la agricultura, en lugar de una revolución social y tecnológica. Los defensores del enfoque tecnológico dirían “preferimos tener una revolución verde que una revolución roja”. Le tecnología es importante, sin duda; pero el foco principal tiene que estar en la transformación de las relaciones sociales de producción, en la reforma agraria, en una mejor organización de los recursos para la agricultura, en un modo mejor de que la gente acceda a los alimentos.

Amelia Peláez, Fishes [Peces], 1943.

Un indicador del fracaso del capitalismo en gestionar la producción de alimentos es que, de acuerdo a la FAO, todo un tercio de la producción mundial de alimentos (1.300 millones de toneladas al año) se pierde o se desperdicia. La FAO ha desarrollado nuevos índices —el Índice de pérdidas de alimentos y el Índice de desperdicio de alimentos— para hacer un seguimiento de esta abominación. “¿Cómo podemos permitir que se boten los alimentos cuando más de 820 millones de personas en el mundo continúan sufriendo de hambre cada día?”, pregunta el director general de la FAO, Qu Dongyu.

Lo permitimos porque el sistema dice que solo quienes tienen dinero pueden comer. El nombre del sistema es capitalismo. Es profundamente inhumano. Asfixia la risa.

Cordialmente, Vijay.