Roberto Mamani Mamani, Papa Imillas.

 

Estimadxs amigos y amigas,

Saludos desde las oficinas del Instituto Tricontinental de Investigación Social.

 

Jeanine Áñez, la “presidenta” de Bolivia, entró al Palacio Quemado con una enorme biblia en sus manos. “La biblia ha regresado al palacio”, dijo mientras tomaba el poder. El partido de Áñez, el Movimiento Demócrata Social, ganó solamente el 4% de los votos en las elecciones presidenciales de 2019, y ella no estaba en la línea directa de sucesión. El Movimiento Al Socialismo (MAS) controlaba la mayoría del parlamento, y su presidenta —primero Adriana Salvatierra y luego Mónica Eva Copa— estaba delante de ella en la línea. Sin embargo, como lxs miembrxs del MAS se quedaron en sus casas por temor por sus vidas, se llevó a cabo una votación parlamentaria que excluyó al partido mayoritario y que condujo a que Áñez tomara el poder. Los militares la respaldaron. Muy pronto, Estados Unidos y Brasil consagraron a esta fundamentalista cristiana de derecha como la presidenta de Bolivia.

Los generales se mantuvieron a un costado de Áñez mientras ella hacía su juramento. Cerca estaba Luis Fernando Camacho, cuyo partido político, el Movimiento Nacionalista Revolucionario, ganó apenas el 0,69% de los votos en las elecciones presidenciales. No obstante, Camacho es una figura clave. Es el líder del Comité Cívico de Santa Cruz y de la Unión Juvenil Cruceñista, ambas organizaciones teñidas de fascismo proempresarial. Camacho siguió a Áñez al entrar al palacio, sosteniendo un crucifijo. “La Pachamama nunca volverá al palacio”, dijo, “Bolivia pertenece a Cristo”.

Áñez con la Biblia Evangélica, 2019

Áñez con la Biblia Evangélica, 2019.

 

Bajo la erupción volcánica de Áñez y Camacho se encuentra el crecimiento como lava del movimiento evangélico de derecha. En las elecciones presidenciales de 2019, Áñez no era la abanderada del movimiento evangélico. Chi Hyun Chung (quien ganó casi un 9% de los votos) y Víctor Hugo Cárdenas (quien ganó el 0,41%) tenían la mayor representatividad evangélica. Durante el periodo previo a la votación, Chi fue llamado “el Bolsonaro boliviano”. El sociólogo boliviano Julio Córdova Villazón señaló que Chi y Cárdenas borraron la separación entre la Iglesia y el Estado, y que se valieron de una gran red de iglesias evangélicas y programas de televisión para desarrollar sus campañas. Después de la elección, Julio Córdova dijo que fue Camacho, el hombre que instaló a Áñez en la presidencia, quien legitimó su autoritarismo a través de un “discurso religioso al estilo de Bolsonaro”.

 

José Tola, El rapto de Europa, 2019.

 

Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, está anclado —como Camacho y otros— en estas redes transnacionales de evangélicos neopentecostales. Pero este no es un problema solo de las versiones fundamentalistas del cristianismo, como el neopentecostalismo; hay evidencia en todo el mundo de este tipo de movimientos religiosos autoritarios que están llenos de odio y arraigados en la alabanza a militares y al capitalismo. No sorprende que el primer ministro de India, Narendra Modi —quien surgió de su propio movimiento religioso-político autoritario—, haya invitado a Bolsonaro a ser la visita principal en el desfile del Día de la República de India el 26 de enero de 2020. Hay pocas cosas que separan a la organización fascista de Modi, Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) y su Vishwa Hindu Parishad, de los movimientos religiosos de Tablighi Jamaat (con sus millones de seguidorxs musulmanxs) y de las formaciones neopentecostales. Hay muchísimo que tienen en común.

Nuestrxs investigadorxs de Buenos Aires (Argentina) y São Paulo (Brasil) han desarrollado una teoría preliminar sobre estos movimientos neopentecostales en Latinoamérica. El equipo de Buenos Aires ha publicado un informe sobre la cuestión evangélica, mientras el equipo de São Paulo produjo un documento, todavía inédito, sobre el auge del neopentecostalismo en Brasil (André Cardoso y Fábio Miranda, “Contribuições para entender o crescimento pentecostal e os desafios para o campo popular”).

Uno de los hallazgos comunes en Argentina y Brasil es que estos movimientos están creciendo a un ritmo exorbitante, duplicándose en veinte años. En ambos países estos movimientos han dado un salto a la esfera electoral, comenzando a definir un “voto evangélico”. Esta consolidación del evangelismo en la política polariza a sectores de la clase trabajadora y el campesinado. Los análisis de nuestras oficinas son muy semejantes y ambos apuntan al menos a cinco características de estos movimientos:

1 | Corazón en un mundo sin corazón. A lo largo de las últimas décadas, a medida que la desigualdad social ha aumentado, el poder de compra de las personas pobres del campo y la ciudad se ha debilitado, mientras el tiempo y el dinero para actividades de ocio se ha reducido. Con los recortes en gasto social, las actividades comunitarias financiadas por el Estado también han disminuido. Esto ha significado que en los barrios pobres han desaparecido las posibilidades de vida social comerciales y/o financiadas por el Estado. Cerca de las favelas de Brasil, los locales de las fachadas de casas y edificios ahora están ocupados por una serie de iglesias neopentecostales, licorerías y algunos pocos restaurantes. Estas iglesias neopentecostales operan como uno de los lugares clave para la vida social de estas comunidades de clase trabajadora y como una agencia de empleo para sus miembros. A medida que la iglesia se transforma en un núcleo de vida social —que incluye clases de música—, comienza a atraer a jóvenes a sus filas. Hay pocas otras opciones disponibles para la clase trabajadora.

2 | “Ideología de género”. En América del Sur, el movimiento feminista, en particular el movimiento por el derecho al aborto, se ha fortalecido. En reacción, estas corrientes religiosas han consolidado una respuesta patriarcal. Argumentan que la elite está intentando colonizar a las familias de los pobres erosionando la autoridad del padre. Estos movimientos píos y sus aliados políticos mantienen constantemente actitudes patriarcales hacia las mujeres, procurando controlar de forma retrógrada todos los aspectos de sus vidas y mantenerlas sometidas y sumisas. El líder de RSS, Mohan Bhagwat, dice a menudo que las mujeres no debieran trabajar, que debieran depender de sus esposos. Al poder al Padre en un pedestal, estos movimientos llevan el ethos autoritario del “líder fuerte” al corazón de las familias.

 

TV Santhosh, Blood and Spit (Sangre y saliva), 2009.

3 | Racismo. La declaración de Camacho de que la Pachamama —como concepto espiritual de lxs indígenas andinxs— no tiene espacio en el palacio presidencial de Bolivia es solo una de las millones de piezas de evidencia del odio profundo que tiene esta veta del evangelismo contra cualquier forma de vida que no siga sus preceptos. Tanto Áñez como Camacho han hecho declaraciones racistas sobre las comunidades indígenas de Bolivia, cuyas creencias consideran “satánicas”. Un reflejo de esa actitud es la visión de lxs miembrxs del RSS sobre lxs musulmanxs y adivasis (indígenas), y la visión de lxs miembrxs de Tabligh sobre lxs apóstatas (murtadds).

4 | Hecho en EE.UU. Nuestro equipos de Buenos Aires y São Paulo consideran que esta forma de evangelismo fue exportada desde Estados Unidos. La antropóloga Rita Segato sugiere que ha habido un esfuerzo organizado por exportar esta forma de religiosidad al Sur Global como medio para desorientar y fragmentar a la clase trabajadora y al campesinado, así como para debilitar a los movimientos de liberación nacional. De hecho, en los años 60, Estados Unidos, Arabia Saudita y otros países fomentaron una forma estrecha y sofocante del islam a través de la Liga del Mundo Islámico, para socavar el crecimiento de movimientos socialistas desde Indonesia hasta el norte de África. Justo antes de ser ejecutado, el líder egipcio de los Hermanos Musulmanes, Sayyid Qutb, describió su organización como parte de una tendencia que llamó “islam hecho en EE.UU.”.

Encontramos pruebas del punto de vista de Segato hace una década, cuando el Dr. Kapya Kaoma y Political Research Associates mostraron cómo los evangélicos conservadores de EE.UU. —apoyados por el gobierno estadounidense— impulsaron una agenda homofóbica en África (Kenya, Nigeria y Uganda). No sorprende que estas corrientes, incluyendo la corriente liderada por Áñez y Camacho, sean cercanas a militares e imperialistas. Aunque el impulso provenga de los evangélicos estadounidenses, o de la CIA en el caso del “islam hecho en EE.UU.”, estos movimientos encuentran sus aliados entre las elites gobernantes locales y otros actores que impulsan una agenda enraizada en formas religiosas antiguas, pero que han sido transformadas en armas para alcanzar sus objetivos.

Protesta en Nueva Delhi, diciembre de 2019.

“Esta no es la India de tu padre”. Protesta en Nueva Delhi, diciembre de 2019.

 

Es a partir de esta veta profundamente violenta de neohinduismo autoritario que el gobierno del BJP en India aprobó la Ley de Ciudadanía que vulnera el derecho de lxs musulmanxs a ser ciudadanxs indixs; y es a partir de esa veta que ha atacado a Cachemira y ahora a partes del Noreste, y ha enviado a la policía a atacar a estudiantes de la Universidad Musulmana Aligarh (en Uttar Pradesh) y la Universidad Jamia Millia Islamia (en Nueva Delhi).

5 | Evangelio de la prosperidad. Las iglesias neopentecostales y los gurús neohinduístas operan entre personas que suelen ser las más pobres de lxs pobres, y sin embargo es dentro de esos grupos sociales que promocionan el “evangelio de la prosperidad”. No es solo que estas tendencias aprovechen las oportunidades del mundo moderno, como los medios de comunicación y el mercado, para buscar sus objetivos; es que estos movimientos promueven valores neoliberales en la clase trabajadora: se un emprendedor, no te unas al sindicato.

Hassan Hallaj, Caravane (Caravana), 2011.

Estos movimientos tienen raíces en tradiciones antiguas, pero se reformulan para esta época neoliberal. No es que ofrezcan el único antídoto espiritual para poblaciones privadas de vida social por el ataque neoliberal; hay otras formas de desarrollo “espiritual” disponibles, formas de coexistencia social que son seculares y progresistas. Pero las instituciones culturales de la clase trabajadora, como agrupaciones barriales y sindicales, están siendo destruidas en muchos países, y son superadas por grupos religiosos bien financiados. Una sociología seria de estos movimientos neorreligiosos no debiera evitar mirar en los rincones oscuros, donde la elite gobernante se sienta a escribir sus cheques de apoyo. En las luces brillantes, vemos a la clase trabajadora tropezar en la búsqueda de un alma en condiciones desalmadas, pero las luces son tan fuertes que suelen no poder ver en los rincones.

 

Aye subh ke ghamkharo, is raat se mat darna.

Jis haat me khanjar hai, us haat se mat darna.

 

Ustedes que buscan el amanecer, no teman la noche.

No teman a la mano que sostiene el puñal.

 

El miedo es el ethos de la religiosidad neoliberal. El poeta pakistaní Ahmed Faraz vio este miedo y se encogió de hombros. Él aconseja la valentía.

Uno de lxs valientes es Evo Morales, ahora en exilio en Argentina. Cuando estuvo en Ciudad de México, habló con Glenn Greenwald de The Intercept sobre el golpe de Estado en Bolivia y sobre las fuerzas sociales en marcha en Latinoamérica. Por favor vean:

 

 

Cordialmente, Vijay.

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