Crisálidas: Memorias feministas de América Latina y el Caribe

 

 

 

 

Presentación

Iniciar un proceso retrospectivo de historias, luchas y resistencias en América Latina y el Caribe implica no solo una enorme diversidad de sectores, geografías, climas, sabores y sonidos, sino también, un universo entero de mujeres, hombres y disidencias que han caminado, paso a paso, la historia que nos ha parido y a la cual buscamos hacer homenaje en esta publicación.

En ese mar de luchas continentales, nos propusimos retroceder el casete y ubicarnos en aquellos momentos de la historia de Nuestra América donde las protagonistas han estado en la primera línea de batalla construyendo otro mundo posible. De esa manera, empezamos un camino de recuperación de historia de las luchas, resistencias, insurrecciones y sueños de revolución protagonizados por mujeres, lesbianas, travestis y trans, en distintas épocas, a lo largo y ancho de nuestra región para, con ello, encontrar las semillas de lo que hoy son nuestros feminismos populares latinoamericanos.

Nos referimos a esos feminismos silvestres que emergen de las luchas populares por lo colectivo, que nacen como autodefensa vital en los márgenes de las periferias. En América Latina y el Caribe, hablar de feminismos populares implica pensar en aquello que hacen cada día todas esas mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, que luchan por lo común allí donde la precariedad habita las vidas. En esa intersección, donde lo comunal se convierte en un espacio fundamental para garantizar la vida, siempre en tensión con la pedagogía de la crueldad que gobierna nuestras sociedades. Para nosotras, feminismo popular es levantar la bandera de lo colectivo por sobre lo individual, es transformar todo lo que debe ser transformado por la vida digna que merecen las y los “nadies”.

Nos proponemos rescatar esas historias que hasta el día de hoy nos inspiran, interpelan y transforman de manera permanente. Las recogemos sigilosamente, y también con desesperación. Algunas son huellas y de otras tenemos apenas un hilo del carretel. En todas ellas buscamos rescatar procesos colectivos de desobediencia, de revolución. Algunos más emblemáticos, transformados en referencias para otras generaciones de militancias. Y otros más solapados, cotidianos, pero sin duda fundamentales para sostener revoluciones en el tiempo. Algunas de estas historias las hemos salido a buscar, otras nos las hemos encontrado en nuestros propios procesos de organización y lucha.

Nos sentimos afortunadas de poder compartir, además, que todas estas memorias han sido seleccionadas y producidas por otras militantes feministas populares de nuestra América Latina y el Caribe, que además de ser organizadoras y lideresas de procesos nacionales de diversos sectores sociales, se han puesto al hombro, junto a cientos de compañeros y compañeras, la creación y sostenimiento de una articulación continental de movimientos sociales con mirada hacia el ALBA, concepto tan polisémico y querido en nuestra región, y acuñado como Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América en una madrugada magariteña por Hugo Chávez y Fidel Castro.

Esta articulación de organizaciones populares del continente, ALBA Movimientos, se encuentra en el camino hacia su tercera Asamblea Continental en un momento histórico especial, que busca actualizarse y leer la coyuntura continental con ojos de lucha y movilización. Para eso, por supuesto, es imprescindible un material que reivindique la historia de la lucha de las mujeres y disidencias de Nuestra América, que antecedieron la lucha de lo que hoy es una potencia transformadora de la historia en cada rincón de nuestra región.

Desde Tricontinental nos sentimos afortunadas de poder compartir este material, y elegimos para su publicación, un formato de fanzine. Este formato impreso y pequeño, donde cada grampa y doblez traen consigo esa mística editorial emergente del mano en mano. Un convite de color que se multiplica en cada bolsillo y mochila, para repartir y compartir estas memorias de desobediencia de manera sencilla y contundente, como bien sabemos hacer en nuestro continente.

 

 

Arlen Siu

El zenzontle cuenta de Arlen

En las voces de quienes la conocieron dicen que Arlen era una mujer que, a pesar de la época en que vivió, tenía ideas revolucionarias y avanzadas, complementaba su inteligencia con talentos musicales, tocaba la guitarra, el acordeón y el piano. También poseía el don de la escritura, del dibujo y la pintura.  Fue  poeta, artista, intelectual, mujer y revolucionaria.

Arlen Siu nació en Jinotepe, en el departamento de Carazo, el 15 de julio de 1955. Creció en el seno de una familia intercultural, su padre un migrante de origen  chino y su madre nicaragüense. Teniendo en cuenta las posibilidades económicas de su familia y la inteligencia de Arlen, ella pudo lograr cualquiera de las metas que las jóvenes de su época y de su condición económica se dibujaban, sin embargo, ella quiso ser guerrillera y reivindicar a su “María Rural” (extracto de poema)

«Por esa razón en esta ocasión
Hoy quiero cantar a tu corazón
Hoy quiero decirte lo que siento
Por tanta pobreza y desolación»

 

 

Y con ese compromiso decidió irse a la montaña, se internó en el espacio donde las crueldades de la dictadura somocista eran más feroces.

La virtud de la escritura se le daba muy bien a Arlen, utilizó las letras para expresar su indignación ante las injusticias, y entre sus escritos, uno de los más representativos fue la última carta que envió a sus padres;

“La lucha tenaz del hombre hacia lo perfecto es verdadero amor; somos más auténticos en la medida en que rompemos barreras y limitaciones, enfrentándonos con valentía y optimismo a las vicisitudes que se nos presentan en el camino; y llegas a descubrir algún día, de que somos capaces más de lo que se nos pide, y que podemos lograr lo que para algunos es prohibido o imposible”

Arlen se hizo más auténtica en cada una de sus acciones revolucionarias, como cuando en  diciembre de 1974, después de acompañar a más de 500 obreros en rebeldía frente a los atropellos de la empresa Sacos Centroamericanos (SACSA), en Diriamba, Carazo, se dedicó a organizar círculos de estudio con el liderazgo trabajador, aprovechando los dos comunicados que emitió el Frente Sandinista de Liberación Nacional en el marco de la toma de la casa de Chema Castillo y el canje de los esbirros somocista atrapados a cambio de la libertad de los presos políticos del FSLN.

Más auténtica, cuando en 1975, realizó tareas guerrilleras en el occidente de Nicaragua, donde se ofreció para cubrir la retirada de sus compañeros, cayendo en combate el primero de agosto de ese año, en El Sauce, León junto a  Mario Estrada, Gilberto Rostrán, Julia Herrera de Pomares, Mercedes Reyes, Hugo Arévalo, Juan y Leónidas Espinoza, siendo abatidos en medio de una guerra desigual contra 300 guardias armados.

Arlen Siu no logró ver el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, sin embargo fue esencial en la lucha y organización de los trabajadores y del pueblo. Para la Asociación de Trabajadores del Campo, Arlen Siu fue la primera inspiración en la construcción de un movimiento social obrero campesino, a través de su poema María Rural.

 

 

María Rural

 

Por los senderos del campo
Llevas cargando tu pena
Tú pena de amor y de llanto
En tu vientre de arcilla y tierra

Tu tinajita redonda
Que llenas año con año
De la semilla que siembra
El campesino en su pobreza

Hoy quiero cantarte María rural
Oh madre del campo
Madre sin igual
Hoy quiero cantar
Tus vástagos pobres
Tu despojos triste
Dolor maternal

Desnutrición y pobreza
Es lo que a vos te rodea
Choza de paja en silencio
Solo el rumor de la selva

Tus manos son de cedro
Tus ojos crepúsculos tristes
Tus lágrimas son barro
Que derramas en las sierras

Por esa razón en esta ocasión
Hoy quiero cantar a tu corazón
Hoy quiero decirte lo que siento
Por tanta pobreza y desolación

Por la praderas y ríos
Va la madre campesina
Sintiendo frío el invierno
Y terrible su destino

Por los senderos del campo
Llevas cargando tu pena
Tú pena de amor y de llanto
En tu vientre de arcilla y tierra

Hoy quiero cantarte maría rural
¡Oh! madre del campo
Madre sin igual
Hoy quiero cantar
Tus vástagos pobres
Tu despojos triste
Dolor maternal

Las Bartolinas

‘“La doble discriminación que sufrimos por ser mujeres y por ser campesinas e indígenas tanto en nuestras familias, comunidades, organizaciones y la sociedad en su conjunto, nos han impulsado a la lucha contra la violación de nuestros derechos fundamentales y la defensa de nuestra participación plena y equitativa en la toma de decisiones”. FNMCB

 

 

Conocidas como “Las Bartolinas” en homenaje a la heroína aymara Bartolina Sisa, una de las mujeres más emblemáticas en las luchas anticoloniales del siglo XVIII en América Latina, son actualmente el movimiento más importante de mujeres en Bolivia y su representación está presente tanto dentro como fuera de las fronteras bolivianas.

Como organización, se funda el 10 de enero de 1980 a raíz del papel decisivo que muchas mujeres tuvieron en la época de dictaduras militares por medio de los sindicatos de mujeres campesinas, quienes en un congreso nacional decidieron crear la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia «Bartolina Sisa».

Así, en el contexto de la recuperación de la democracia en Bolivia y la recomposición de las organizaciones de base, con la visión y propósito de que las mujeres del área rural participen plenamente de este proceso con una organización propia y plenamente legitimada por su participación en los bloqueos de caminos, huelgas de hambre, marchas y otras formas de acción colectiva de los campesinos, surge y se desarrolla este movimiento.

“Las Bartolinas” buscan, por medio de sus acciones, recuperar la soberanía territorial, alimentaria y la dignidad de las mujeres campesinas, indígenas y originarias de Bolivia. A través del trabajo de la Confederación, buscan alcanzar una participación equitativa de la mujer en los espacios: político, social y económico, en el marco del chacha warmi, como concepto equitativo de género. Además, buscar impulsar la formación y la capacitación de las hermanas permanentemente, como único mecanismo para liberar las mentes de la opresión, la ignorancia y alcanzar la verdadera libertad.

Las Bartolinas luchan por el mejoramiento, social, económico, político y cultural de las mujeres campesinas, originarias e indígenas y afrobolivianas; y por construir un instrumento político-sindical de las mujeres campesinas originarias e indígenas y afrobolivianas, en base a su nacionalidad, programa político, unidad reciprocidad y solidaridad, con las organizaciones obreras y populares del país.

También para participar en la lucha contra el analfabetismo en el campo, exigiendo la educación fiscal y gratuita para nuestros hijos, en coordinación con padres de familia, profesores y autoridades educativas, promover los vínculos de confraternidad, solidaridad y reciprocidad entre las compañeras campesinas, indígenas y originarias de Bolivia, para defender los derechos fundamentales y defender los derechos de la mujer, la educación y la soberanía alimentaria, para garantizar la inclusión de las hermanas y la equidad de género.

Por otro lado, luchan por los derechos y propiedad de la tierra y territorio, como principio de la soberanía de los pueblos originarios y campesinos, y tienen el claro objetivo de difundir y reafirmar la identidad cultural e histórica de los pueblos y nacionalidades indígenas originarias de Bolivia, para construir un Estado Plurinacional Unitario.

 

Tres periodos en la historia de las mujeres “Bartolinas”

La Confederación de Mujeres Bartolina Sisa, hasta llegar a ser quizás el sujeto colectivo femenino más importante del país, ha pasado por una serie de momentos que han construido su identidad. El primer momento supone su nacimiento y campo de disputa con respecto al resto del movimiento campesino, la necesidad de conformar una organización autónoma y no estar integradas en la organización matriz conformada por hombres, la CSUTB, construyendo de este modo su identidad como movimiento autónomo de mujeres campesinas; permitiendo así que “Las Bartolinas” conformen su propia confederación con el mismo peso y relevancia en el escenario político social.

El segundo periodo supone para la Confederación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa la conquista de un rol protagónico como organización en el país. En 1994 “Las Bartolinas” fue una de las organizaciones que fundan el Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) conocido posteriormente como MAS-IPSP, con el fin de adquirir protagonismo y participación directa en la política parlamentaria del país. Posteriormente el MAS – IPSP sería el partido con el que las clases populares, indígenas y campesinas conquistaron el poder duramente más de una década a través de la presidencia de Evo Morales.

Como último periodo significa la participación directa de la organización en el Estado, su participación en políticas públicas y su impacto en la política de paridad de género en la participación política de la mujer boliviana, durante este periodo y para adelante, no es posible hablar de política boliviana sin tomar en cuenta el rol de “Las Bartolinas” como organización matriz. Hoy, mujeres que forman parte de la organización asumen cargos jerárquicos en el Estado y son lideresas en la política regional.

“Las Bartolinas” significan un gran avance en cuanto a participación política de la mujer en Bolivia al constituirse en una organización matriz protagónica entre los movimientos sociales bolivianos e incluso en su capacidad de influencia en las políticas públicas en Bolivia. Si bien se debe extender esta experiencia exitosa de irrupción femenina en espacios tan importantes, también es deber de todas las organizaciones garantizar el ejercicio pleno de los derechos políticos de mujeres bolivianas y de todo el Sur Global

 

Dona Nina

«Empecé mi militancia muy pronto, sin saber que militaba, ¿no? Ser feminista. Desde casa, en la lucha por la independencia […]»

                                                                                                                                    (Dona Nina)

 

 

Maria Madalena dos Santos, más conocida como Dona Nina, tiene 72 años, dos hijas y tres hijos y tres nietas y dos nietos. Nació en la comunidad quilombola Cafundó dos Crioulos, en la ciudad de Santa Maria da Vitória, en el estado de Bahía. Nació, creció, inició y continúa su militancia, que aunque se ha extendido por todo el mundo, ha mantenido sus raíces en su lugar.

Se dedicó a la lucha y organización de las mujeres campesinas a principios de los años 80, después de los ataques que recibieron los campesinos en su región: la expulsión de la tierra, la construcción de represas, y la enorme explotación del trabajo de los campesinos, que recae principalmente en las mujeres campesinas que recibían por un día de trabajo, la cuarta parte de lo que recibían los hombres. Más tarde supo que lo mismo ocurría en varias regiones del país y que otras campesinas también se estaban organizando allí.

Los años ochenta fueron una época de resurgimiento de las organizaciones populares en Brasil. Así, en Bahía, Dona Nina junto con otras mujeres campesinas, se dieron cuenta de que tenían que existir procesos de autonomía y autoorganización de las mujeres campesinas, pues de lo contrario sus demandas no serían incluidas en las agendas de las luchas.

Dona Nina fue una de las coordinadoras de la Articulación Nacional de Mujeres Rurales (ANMTR), y participó activamente en las luchas por la Seguridad Social en la Constitución de 1988. Fue coordinadora de la campaña nacional «Ningún trabajador rural sin papeles».

La lucha por un mundo mejor llevó a Dona Nina a viajar por todo Brasil y el mundo, y participó en los debates sobre la necesidad de una organización mundial de campesinos, y en los primeros congresos de CLOC/La Vía Campesina.

Dona Nina fue fundamental en el proceso de nacionalización del Movimiento de Mujeres Campesinas – MMC, en 2004. Como coordinadora de las campesinas del noreste, fue a varios estados para discutir con las campesinas por qué era importante tener un movimiento nacional para que la lucha feminista y campesina transformara la realidad. Un movimiento que ya estaba naciendo con la articulación campesina internacional. Dona Nina recuerda: «No fue fácil, algunos no querían, se interpusieron, pero sabíamos que era importante, que el nombre de campesino incluía más y hoy se ha demostrado».

Dona Nina es una campesina quilombola, educadora popular, sindicalista, presidenta de la asociación de su comunidad, y sigue contribuyendo a la coordinación política del MMC en Bahía. Guardiana de las semillas autóctonas y guardiana del Cerrado, a sus 72 años sigue siendo una inspiración de resistencia, lucha y compromiso en la lucha de las mujeres del campo, los bosques y las aguas. Es una historia viva del feminismo popular campesino.