Adrienne Pine

 

La vicepresidenta de Estados Unidos Kamala Harris comenzó su discurso en la Cumbre de CEO de las Américas[1] el 8 de junio de 2022 en Los Ángeles, California, de esta manera:

Imaginen esto. Imaginen a una mujer en Honduras que vive en un pequeño pueblo rural. Es madre soltera. Tiene dos hijos. No tiene educación formal y nunca ha tenido un trabajo estable. Realiza algún que otro trabajo aquí o allá. A menudo se queda despierta por la noche, preocupada por si podrá poner suficiente comida en la mesa, preguntándose si sus hijos podrán romper el ciclo de pobreza que es demasiado común donde ella vive.

Luego, imaginemos que una empresa de bebidas anuncia nuevas inversiones en el abastecimiento de café de su ciudad natal en el oeste de Honduras. Imaginen que la empresa le ofrece un trabajo cultivando ese café. Imaginen que un programa de ayuda internacional proporciona el almuerzo a sus hijos en la escuela, mejorando su nutrición y su salud; que una compañía financiera le ayuda a abrir una cuenta bancaria en forma de billetera digital. Imaginemos que ahora tiene un dinero disponible, y que ahorra, y empieza a ascender en la escala económica.

Y entonces, una empresa de telecomunicaciones hace una inversión y conecta su ciudad a Internet, y ella obtiene acceso a nueva información y herramientas en línea que la ayudarán a imaginar un horizonte sobre lo que puede lograr.  Y así, empieza a pensar en un emprendimiento basado en la visión de sí misma y de su comunidad.

Imaginen que USAID le proporciona un subsidio para establecer su propia empresa de ecoturismo y que accede a un crédito por primera vez, y contrata empleados, y su negocio crece, y ella prospera.

Esta convincente visión del capitalismo feminista se basó en el mensaje más sucinto que Harris pronunció ante los centroamericanos que estaban considerando emigrar a Estados Unidos, exactamente un año antes, en ciudad de Guatemala, durante su primer viaje al extranjero como vicepresidenta: «No vengan». Su discurso en la Cumbre de CEO también incluyó el anuncio de compromisos del sector privado por un valor de 3 200 millones de dólares en inversiones, parte de la Estrategia de Causas Fundamentales de la administración Biden para prevenir la migración. Esta estrategia responde, ostensiblemente, a los significativos aumentos de la migración desde el triángulo Norte (Honduras, Guatemala y El Salvador) en los últimos quince años, cada vez más visibilizados para las audiencias con sede en Estados Unidos por la cobertura mediática de las grandes caravanas centroamericanas. Estas caravanas son organizadas desde 2018 por migrantes que intentan, de esa manera, hacer la travesía menos mortal. Harris y la Casa Blanca han identificado las «causas fundamentales» de esta migración como «la corrupción, la violencia y la pobreza; la falta de oportunidades económicas; la falta de adaptación y de resiliencia al clima; [y] la falta de buen gobierno» (Harris, 2021; véase también La Casa Blanca, 2021).

El objetivo de la Estrategia de Causas Fundamentales de la administración Biden de evitar la emigración mediante la inversión capitalista masiva en el Triángulo Norte —que presumiblemente vería a millones de desventuradas mujeres mestizas, negras e indígenas sin nombre rescatadas de las garras del machismo centroamericano por las empresas de bebidas y telecomunicaciones y la USAID— pretende contrastar con la exuberante xenofobia de Trump. ¡Aquí no hay más niños en jaulas! (No importa que la detención masiva de inmigrantes y la separación de familias empezaron bajo Obama/Biden, y siguen tan fuertes como siempre). Pero muchos líderes de los movimientos sociales centroamericanos y analistas internacionales han señalado la hipocresía del gobierno de Estados Unidos al identificar como «causas fundamentales» cuestiones que serían descritas con mucha más precisión —en gran parte— como síntomas de la política exterior violenta y neoliberal de Estados Unidos durante décadas (véase, por ejemplo, Fernández, 2018; Almendares, 2022).

La «corrupción» y la falta de la llamada «buena gobernanza», por ejemplo, solo tienen sentido como «causas fundamentales» de la emigración si asumimos que tienen lugar dentro de sistemas nacionales democráticos soberanos que, por lo demás, funcionan. Su carácter “fundamental” disminuye si reconocemos que estamos hablando de países ocupados militarmente que lidian con legados aún no resueltos de guerras, genocidios y golpes de Estado apoyados por Estados Unidos o como un eufemismo para las innumerables formas de robo de salarios intrínsecas al capitalismo.

Del mismo modo, plantear la «violencia» como causa fundamental de la emigración es eludir cualquier conversación sobre los orígenes de las formas cotidianas de violencia a las que podemos suponer que se refiere la Sra. Harris (el gobierno estadounidense rara vez reconoce la violencia política organizada llevada a cabo por sus regímenes aliados). Una evaluación honesta de la causa fundamental de las mortíferas prácticas extorsivas de las pandillas centroamericanas, por ejemplo, señalaría los orígenes de esas bandas en las deportaciones masivas desde Los Ángeles en la década de 1990 de jóvenes refugiados de las guerras patrocinadas por EE. UU. en el Triángulo Norte. El aumento de las tasas de feminicidio y la dramática regresión de las oportunidades y los derechos de las mujeres hondureñas (retomando la anécdota de Harris) fueron consecuencia de un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos que institucionalizó la misoginia en todos los ámbitos de la vida pública del gobierno, con consecuencias mortales también en contextos privados.

La pobreza en Centroamérica, asimismo, es el resultado directo de las políticas impuestas por las organizaciones financieras internacionales dirigidas por Estados Unidos en colaboración con las élites locales en naciones ya agobiadas por las deudas heredadas de siglos de dominio colonial directo. A los países del Triángulo Norte se les ha negado sistemáticamente la soberanía (a través de la continua ocupación militar e intervención política de Estados Unidos) o cualquier tipo de proceso democrático que pudiera permitir a las comunidades, familias, ciudadanos y ciudadanas protegerse contra la explotación laboral y el empobrecimiento. Y para que un funcionario estadounidense hable de una «falta de adaptación y de resiliencia climática» en el extranjero requiere un nivel especial de cinismo, cuando Washington (como sede del imperio capitalista) es el principal causante del cambio climático en estas últimas etapas del Capitaloceno (véase Moore, 2017).

A pesar del cambio retórico hacia una xenofobia más descarada y el énfasis el muro fronterizo en los años de Trump[2], el discurso y la práctica de la administración Biden sobre la migración centroamericana es una copia casi exacta de la última gran intervención de Obama sobre el tema. Como vicepresidente del «Deportador en Jefe» Obama, Joe Biden se jactó de que su llamada «Alianza para la Prosperidad» (aparentemente creada en respuesta a la «crisis de los menores no acompañados» de 2014) replicara el «éxito» del Plan Colombia (Biden, 2015; Main, 2015).

Los miles de millones de dólares invertidos a través de la Alianza Para la Prosperidad en megaproyectos de desarrollo lograron principalmente desplazar a los centroamericanos y centroamericanas del Triángulo Norte, destruir su entorno y fortalecer las fuerzas de seguridad del Estado que se ocuparon de reprimir brutalmente a cualquiera que se opusiera a esta «alianza». No hace falta decir que no consiguió reducir la emigración. La periodista Belén Fernández ha descrito sucintamente el Plan Biden para Centroamérica (tanto en su versión original como en la actual) como un «infierno neoliberal militarizado» (Fernández, 2020).

De hecho, al identificar deliberadamente los síntomas del neoliberalismo militarizado como sus causas fundamentales, el gobierno de Biden/Harris continúa justificando la intensificación del proyecto imperialista capitalista de Estados Unidos bajo el disfraz de inversión filantrópica hacia (entre otros tropos racistas condescendientes) el empoderamiento de las mujeres mestizas, negras e indígenas.

Los movimientos centroamericanos comprometidos con las luchas por la justicia social, también identifican, por supuesto, la precariedad de género, el empobrecimiento rural y la falta de acceso a la educación como problemas. Pero contrastemos el análisis de Kamala Harris sobre las raíces del empobrecimiento centroamericano encarnado en una mujer morena que espera ser salvada[3] con las palabras en 2015 de una mujer indígena hondureña real, Berta Cáceres[4]:

Yo creo que algo impresionante en este país es la injusticia económica. No entra en mi cabeza. Los derechos económicos de los pueblos son inseparables del ejercicio de la democracia. Para mí es fundamental el derecho económico. Y en Honduras es gravísima la brecha, la desigualdad económica. El otro es el acceso a la justicia; el acceso a la tierra y territorios, a gozar de una vida plena, con dignidad, de parte de los pueblos, se ha minimizado totalmente. Y esto se da en el contexto de una creciente militarización, la hondureña y también la ocupación militar de Estados Unidos, que no solo viene con más y más bases a Honduras, sino que replica su papel de los años 80, pero aún peor por la colombianización [de los militares], porque nos han posicionado como un estado fallido como México, para justificar más la intervención y el asesinato de jóvenes en este país.

Es muy difícil decir cuál es la peor faceta. Pero la violación de derechos humanos y el nulo acceso del pueblo hondureño a ejercer poder como soberano, porque dice la Constitución que el soberano es el pueblo, están muy presentes. Y cuando el pueblo ha querido hacer ejercicio de ese poder; por ejemplo, votando en elecciones regulares tradicionales, derrocaron al gobierno en un golpe de estado. A mí me parece que seguimos siendo un laboratorio de ensañamiento con los pueblos. Y creo que así vamos a seguir por un buen rato y me parece que se va a agravar (Castellanos y Pine, 2020).

Cuando los y las centroamericanas solicitantes de asilo comenzaron a organizar caravanas a mediados de la década de 2010, fue en el contexto de un número cada vez mayor de personas hondureñas, guatemaltecas y salvadoreñas arriesgándose a un viaje peligroso marcado a cada paso por la violencia y el lucro para huir de los impactos del imperialismo capitalista militarizado (McGuirk y Pine, 2020). Estas caravanas proveen protección no solo contra el crimen organizado, los coyotes y la externalización de la frontera militarizada (por ejemplo, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos colaborando con los militares guatemaltecos en el oeste de Guatemala para deportar violentamente a migrantes hondureños); sino que también proporcionan un espacio único para el análisis político colectivo, la movilización y la expresión. En la primavera de 2018, la mayor caravana centroamericana hasta el momento se preparaba para salir de Tapachula cuando se difundió masivamente la noticia en los medios de comunicación estadounidenses gracias a los tuits del entonces presidente Donald Trump. Escribió:

Honduras, México y muchos otros países con los que Estados Unidos es muy generoso envían a mucha de su gente a nuestro país a través de nuestras DÉBILES POLÍTICAS DE INMIGRACIÓN. Las caravanas se dirigen hacia aquí. Hay que aprobar leyes duras y construir el MURO. ¡Los demócratas permiten las fronteras abiertas, las drogas y el crimen! (2 de abril de 2018 – 8:12:03 PM EST)

La gran Caravana de Personas de Honduras, que ahora viene a través de México y se dirige a nuestra Frontera de «Leyes Débiles», debería ser detenida antes de que llegue allí. La vaca lechera NAFTA está en juego, al igual que la ayuda extranjera a Honduras y los países que permiten que esto suceda. ¡El Congreso DEBE ACTUAR YA! (3 de abril de 2018 – 6:49:07 AM EST)

La caravana estaba formada por 1200 centroamericanos, el 80% de los cuales eran hondureños que salían tras la brutal represión del ejército y la policía hondureños, que estaban entrenados y financiados por Estados Unidos, tras un flagrante fraude electoral avalado por el Departamento de Estado de Estados Unidos. En respuesta a los ataques racistas criminalizadores de Trump, y a los continuos argumentos racistas del «ciclo de la pobreza» por parte de los demócratas y de varios actores dentro de la industria del asilo, los miembros de la caravana organizaron una manifestación y una conferencia de prensa para dar sus propias razones para viajar. Declararon:

Somos un grupo de migrantes hondureños que emigramos de nuestro país, Honduras, por la falta de empleo y la falta de seguridad. El gobierno actual nos ha abandonado y nos ha dejado a la deriva  sin salud, sin trabajo, sin educación y sin tener oportunidad de una vivienda digna  ni oportunidades para la niñez de nuestro país. Desde noviembre de 2017, cuando las elecciones de nuestro país Honduras fueron robadas por el actual gobierno de Juan Orlando Hernández y las fuerzas armadas, el pueblo ha sido reprimido, golpeado, humillado, asesinado y encarcelado. Posteriormente, debido a la inseguridad extrema que se desató en Honduras, nos vimos obligados a abandonar nuestro país y nuestras familias para buscar una mejor vida lejos de lo que es nuestra Honduras. Queremos darle a nuestras familias una vida digna y segura, de lo cual padece nuestro país. El actual gobierno, bajo el mandato del narcotraficante Juan Robando Hernández, ha llegado a tal grado de comprar las fuerzas armadas de Honduras por medio de salarios elevados y casas a cambio de reprimir y asesinar a nuestro pueblo. Como pueblo, exigimos la salida de este ladrón corrupto, Juan Robando Hernández[5].

Decenas de caravanas importantes han partido de Tapachula desde la primavera de 2018, incluyendo un número cada vez mayor de personas de fuera de Centroamérica. Las personas que componen estas caravanas son tratadas de maneras notablemente diferentes por el gobierno de Estados Unidos y la prensa corporativa, dependiendo de la política exterior de Estados Unidos hacia los gobiernos de sus naciones de origen y —por supuesto— dependiendo de si son negros o no (Pine, 2021a; Bonhomme, 2021). Los miembros de la caravana, al igual que los migrantes que viajan en grupos más pequeños o individualmente, se han enfrentado a la brutalidad del Título 42, a la política de Permanecer en México (Protocolos de Protección de Migrantes o MPP, por sus siglas en inglés), la detención de inmigrantes y la separación familiar (Pine, 2021b; Greene, 2022).

De hecho, el gobierno de Biden ha dejado claro que los centroamericanos en particular solo son merecedores de compasión y del «ecosistema de oportunidades» que la acompaña (Harris, 2022). Eso es lo que el imperialismo capitalista les ofrece si permanecen en Centroamérica. Como Harris declaró en su viaje a Guatemala en junio de 2021: «Quiero ser clara con la gente de esta región que está pensando en hacer ese peligroso viaje a la frontera entre México y Estados Unidos: No vengan. No vengan. Estados Unidos seguirá aplicando nuestras leyes y asegurando nuestra frontera» (Harris y Giammattei, 2021).

Berta y otros nos han advertido que los daños del imperialismo capitalista militarizado no se pueden resolver con más imperialismo capitalista militarizado. Como ella, muchos centroamericanos y centroamericanas eligen quedarse en Centroamérica y organizarse para luchar contra esa violencia, a pesar de los riesgos, aunque los centroamericanos militantes anticapitalistas y antiimperialistas son demasiado aguerridos para figurar en los discursos de la vicepresidenta.

Mientras tanto, la Alianza para la Prosperidad de Biden y la Estrategia de las Causas Fundamentales han demostrado ser tremendamente rentables para sus beneficiarios corporativos, incluso cuando empobrecen y vulnerabilizan aún más a las personas que están sujetas a ellas. Y mientras el gobierno de Estados Unidos siga aplicando políticas destinadas a negarles su soberanía, por más que Kamala Harris los regañe con severidad, los centroamericanos seguirán viniendo.

 

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por Daymar Martes

 

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Sobre la autora

Adrienne Pine es Doctora en Antropología (2004) y Magíster en Demografía (1999) por la Universidad de California, Berkeley. Obtuvo su Licenciatura en Antropología en 1993 en la Universidad Brown, Providence, Rhode Island.

 

Referencias

 Abu-Lughod, Lila ( 2002). “Do Muslim Women Really Need Saving? Anthropological Reflections oCultural Relativism and Its Others.” American Anthropologist 104 (3): 783–90.

Almendares, Juan (2022). “LA OTRA CARA DE LA MENTIRA SOBRE LA MIGRACIÓN Y EL HAMBRE.”

Biden, Joseph R. Jr. (2015). “Joe Biden: A Plan for Central America.” The New York Times, January 29, 2015, sec. Opinión. https://www.nytimes.com/2015/01/30/opinion/joe-biden-a-plan-for-central-america.html.

Bonhomme, Edna (2021). “The Border Violence against Haitians Reflects US Racial Ideology.” Al Jazeera, September 29, 2021. https://www.aljazeera.com/opinions/2021/9/29/the-violence-against-haitians-reflects-us-racial-ideology.

Castellanos, Asís, y Pine, Adrienne (2020). “Berta Cáceres in Her Own Words.” Toward Freedom, July 29, 2020. https://towardfreedom.org/story/berta-caceres-in-her-own-words/. Spanish: https://criterio.hn/berta-caceres-en-sus-propias-palabras/

Fernández, Belén (2018). “The Inconvenient Truth about the US-Bound Migrant Caravan.” October 27, 2018. https://www.aljazeera.com/opinions/2018/10/27/the-inconvenient-truth-about-the-us-bound-migrant-caravan.

——— (2020). “The Biden Plan for Central America: Militarised Neoliberal Hell.” Al Jazeera, November 18, 2020. https://www.aljazeera.com/opinions/2020/11/18/the-biden-plan-for-central-america-militarised-neoliberal-hell.

Greene, Shayna (2022). “‘Remain in Mexico’ Policy Will Continue for Several Weeks, Mayorkas Says.” POLITICO. July 3, 2022. https://www.politico.com/news/2022/07/03/remain-mexico-policy-mayorkas-said-00043884.

Harris, Kamala (2021). “Remarks by Vice President Harris at the Virtual Washington Conference on the Americas.” The White House. May 4, 2021. https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2021/05/04/remarks-by-vice-president-harris-at-the-virtual-washington-conference-on-the-americas/.

——— (2022). “Remarks by Vice President Harris at the ‘In Her Hands’ Launch.” The White House. June 7, 2022. https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2022/06/07/remarks-by-vice-president-harris-at-the-in-her-hands-launch/.

Harris, Kamala y Giammattei,Alejandro (2021). “REMARKS BY VICE PRESIDENT HARRIS AND PRESIDENT GIAMMATTEI OF GUATEMALA IN JOINT PRESS CONFERENCE.” The White House. June 7, 2021. https://www.whitehouse.gov/briefing-room/speeches-remarks/2021/06/07/remarks-by-vice-president-harris-and-president-giammattei-of-guatemalain-joint-press-conference/.

Hoz, Felipe de la (2021). “Why Biden’s ‘Virtual’ Border Could Be Worse Than Trump’s Wall.” The Nation, January 22, 2021. https://www.thenation.com/article/politics/biden-immigration-surveillance/.

Main, Alexander (2015). “Will Biden’s Billion Dollar Plan Help Central America?” NACLA, February. https://nacla.org/news/2015/02/27/will-biden%27s-billion-dollar-plan-help-central-america.

McGuirk, Siobhán, y Pine, Adrienne eds. (2020). Asylum for Sale: Profit and Protest in the Migration Industry. Oakland: PM Press.

Miller, Todd (2022). “Under Biden, the Border Wall Is More Powerful Than Ever.” The Nation, May 11, 2022. https://www.thenation.com/article/world/biden-border-wall-surveillance/.

Moore, Jason W. (2017). “The Capitalocene, Part I: On the Nature and Origins of Our Ecological Crisis.” The Journal of Peasant Studies 44 (3): 594–630. https://doi.org/10.1080/03066150.2016.1235036.

Pine, Adrienne (2021a). “Huyendo del Capitalismo.” ARGOS, June 17, 2021. https://www.argosob.org/es/2021/06/huyendo-capitalismo/.

——— (2021b). “Death and Profit in U.S. Immigration Detention.” Argos. August 9, 2021. https://www.argosob.org/2021/08/death-profit-us-immigration-detention/.

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Notas

[1] La Cumbre de CEO se celebró en paralelo a la Cumbre de las Américas y fue notablemente boicoteada por la presidenta de Honduras y el presidente de México (junto con docenas de otros países latinoamericanos y caribeños) tras la negativa de la administración Biden a invitar a Nicaragua, Cuba y Venezuela, y fue también boicoteada por los presidentes de Guatemala y El Salvador por diferentes razones.

[2] Como han señalado analistas expertos en migraciones y fronteras, el muro virtual de Biden es mucho más lucrativo y peligroso que los esfuerzos de Trump por construir una barrera física entre Estados Unidos y México (de la Hoz, 2021; Miller, 2022).

[3] Ver Abu-Lughod (2002) para profundizar el análisis sobre este tema.

[4] Cáceres fue asesinada justo un año más tarde por su oposición a exactamente uno de los megaproyectos que hoy promueve Harris.

[5] Transcribí este discurso a partir de un vídeo que me proporcionó Arturo Viscarra. Los migrantes que lo escribieron y presentaron sustituyeron el segundo nombre del entonces presidente, Orlando, por la palabra que rima «Robando». También es de destacar el hecho de que esta declaración se presentó un año y medio antes de que el presidente Hernández fuera nombrado co-conspirador (CC-4) por el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York en el caso de tráfico de drogas de su hermano Tony, y cuatro años antes de que él mismo fuera extraditado para afrontar cargos similares en el mismo tribunal. Esto no sorprendió a nadie en Honduras, donde el creciente control del narcotráfico por parte de los hermanos Hernández en todo el país era conocido desde hacía más de una década.