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«Empecé mi militancia muy pronto, sin saber que militaba, ¿no? Ser feminista. Desde casa, en la lucha por la independencia».

 

Maria Madalena dos Santos, más conocida como Dona Nina, tiene 72 años, dos hijas y tres hijos y tres nietas y dos nietos. Nació en la comunidad quilombola Cafundó dos Crioulos, en la ciudad de Santa Maria da Vitória, en el estado de Bahía. Nació, creció, inició y continúa su militancia, que aunque se ha extendido por todo el mundo, ha mantenido sus raíces en su lugar. 

Se dedicó a la lucha y organización de las mujeres campesinas a principios de los años 80, después de los ataques que recibieron los campesinos en su región: la expulsión de la tierra, la construcción de represas, y la enorme explotación del trabajo de los campesinos, que recae principalmente y en las mujeres campesinas que recibían por un día de trabajo, la cuarta parte de lo que recibían los hombres. Más tarde supo que lo mismo ocurría en varias regiones del país y que otras campesinas también se estaban organizando allí. 

 

 

Los años ochenta fueron una época de resurgimiento de las organizaciones populares en Brasil. Así, en Bahía, Dona Nina junto con otras mujeres campesinas, dieron cuenta de que tenían que existir procesos de autonomía y autoorganización de las mujeres campesinas, pues de lo contrario sus demandas no serían incluidas en las agendas de las luchas.

Dona Nina fue una de las coordinadoras de la Articulación Nacional de Mujeres Rurales (ANMTR), y participó activamente en las luchas por la Seguridad Social en la Constitución de 1988. Fue coordinadora de la campaña nacional «Ningún trabajador rural sin papeles». 

La lucha por un mundo mejor llevó a Dona Nina a viajar por todo Brasil y el mundo, y participó en los debates sobre la necesidad de una organización mundial de campesinos, y en los primeros congresos de Cloc/La Vía Campesina. 

Dona Nina fue fundamental en el proceso de nacionalización del Movimiento de Mujeres Campesinas – MMC, en 2004. Como coordinadora de las campesinas del noreste, fue a varios estados para discutir con las campesinas por qué era importante tener un movimiento nacional para que la lucha feminista y campesina transformara la realidad. Un movimiento que ya estaba naciendo con la articulación campesina internacional. Dona Nina recuerda: «No fue fácil, algunos no querían, se interpusieron, pero sabíamos que era importante, que el nombre de campesino incluía más y hoy se ha demostrado». 

Dona Nina es una campesina quilombola, educadora popular, sindicalista, presidenta de la asociación de su comunidad, y sigue contribuyendo a la coordinación política del MMC en Bahía. Guardiana de las semillas autóctonas y guardiana del Cerrado, a sus 72 años sigue siendo una inspiración de resistencia, lucha y compromiso en la lucha de las mujeres del campo, los bosques y las aguas. Es una historia viva del feminismo popular campesino.