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Wenhua ZonghengVol. 3, No. 1

Reseña: Comprender las coordenadas históricas de la modernización china

La coyuntura histórica actual está marcada por múltiples crisis y conflictos, desde la guerra fratricida entre Rusia y Ucrania, hasta la resistencia de África francófona contra el neocolonialismo, pasando por las luchas de millones de personas por acceder a necesidades básicas como la alimentación y la vivienda, incluso en países supuestamente ricos como Estados Unidos. En la epistemología de Lu Xinyu, profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad Normal del Este de China, esta coyuntura está determinada por la búsqueda continua de vías hacia la modernización iniciada en la segunda mitad del siglo XIX, que se extendió a lo largo del siglo XX. Aunque su libro Neoliberalism or Neocollective Rural China [Neoliberalismo o China rural neocolectiva] presenta a China como su objeto central de estudio, la verdadera preocupación de Lu es el camino de modernización del mundo en su conjunto y en particular el del Sur Global (2024).

Para Lu, la cuestión agraria es el problema central en el camino hacia la modernización: ¿cómo puede la agricultura modernizarse mientras se preserva y desarrolla la estructura colectiva de las zonas rurales? ¿Y qué debe suceder con el campesinado en los procesos de industrialización y urbanización?

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, es posible identificar tres caminos distintos hacia la modernización. El primero, la experiencia de Estados Unidos, donde la guerra civil (1861-1865) desplazó por la fuerza a la población agraria —una gran parte de la cual descendía de africanos esclavizados traídos a las Américas—, expulsándola de la tierra y arrojándola a las ciudades. Esta situación contribuyó a una enorme desigualdad y sentó las bases para movimientos sociales como el movimiento por los derechos civiles en las décadas de 1950 y 1960, como también para las protestas del “Black Lives Matter” [“Las vidas negras importan”] en 2013.

En segundo lugar, países como Alemania y Japón no pudieron deshacerse fácilmente de su población agrícola como lo hizo Estados Unidos. Optaron por la expansión militar, lo que desembocó en dos Guerras Mundiales y en una Guerra Fría que, en muchos aspectos, sigue vigente.

El tercer camino hacia la modernización es el de la revolución comunista pionera de la Unión Soviética y su alianza entre la clase trabajadora y el campesinado. Finalmente fue sofocada por la Guerra Fría, pero perdura en espíritu en la Revolución China, a la que sirvió de inspiración.

Los debates en torno a estas tipologías de modernización ayudan a establecer una coordenada histórica que no solo permite esclarecer el pasado, también trazar un camino hacia el futuro.

Ideología y lucha de clases en China

En China existe el chiste que dice que la imagen internacional del país es “odiada tanto por la izquierda como por la derecha”. La derecha desprecia a China por ser comunista, mientras que la izquierda la detesta por ser capitalista. Una explicación sencilla de esta aparente contradicción es que la lucha de clases dentro de China nunca ha cesado. En el ámbito ideológico y cultural, un eje central de esta disputa es la interpretación del significado de la Revolución China para el campesinado. ¿La revolución liderada por el Partido Comunista de China (PCCh) realmente liberó a los campesinos, o más bien obstaculizó su transición natural hacia la modernización y la urbanización dentro de una sociedad civil orientada al mercado? ¿Es el declive de las zonas rurales la fuerza motriz original de la revolución, o su pecado original? Y, como sugiere el título del libro de Lu Xinyu, Neoliberalismo o China rural neocolectiva, ¿se definirá el futuro del campo chino por el neoliberalismo o por un resurgimiento del colectivismo en el contexto de la modernización?

El núcleo del libro de Lu surge de un debate de ocho años (2003-2011) entre ella y Qin Hui, un historiador e intelectual liberal chino que actualmente es profesor adjunto en el Departamento de Gobierno y Administración Pública de la Universidad China de Hong Kong. Para los lectores fuera de China, es importante señalar que el debate Lu-Qin no fue un mero ejercicio intelectual restringido a la torre de marfil de la academia. Por el contrario, reflejaba un debate más amplio dentro del discurso público sobre el rumbo del proceso de reforma y apertura de China.

La primera década del siglo XXI, cuando tuvo lugar el debate Lu-Qin, fue un periodo crítico para China y el PCCh. En 2022, Qiushi, la revista oficial del Comité Central del PCCh, publicó un artículo en el que resumía la década transcurrida desde el XVIII Congreso Nacional del PCCh en 2012. Este período fue descrito como el momento de “detener una marea embravecida antes de que lo arrasara todo y sostener un edificio a punto de derrumbarse” (Jiang, 2022). En sentido figurado, esto significaba revertir una crisis inminente y estabilizar un país tambaleante sin demora.

Desde la década de 1980, Qin Hui ha desarrollado numerosos análisis sobre formaciones históricas y sociales, comparando las estructuras sociales “despóticas” de la Guanzhong rural, en la provincia de Shaanxi durante las dinastías Ming y Qing, con la ciudad-estado “democrática” de la antigua Atenas. Su argumento central es que la Revolución de Octubre fue un retroceso que dio lugar a un gobierno soviético con rasgos de lo que él denomina despotismo oriental.1 El objetivo final de esta tesis es cuestionar la legitimidad del PCCh, al que Qin describe como un “imperio despótico” (2015).

Sin embargo, su idealización de la ciudad-estado griega, representada como un modelo descentralizado y desligado de la responsabilidad de proveer infraestructura y servicios públicos, pasa por alto el hecho de que estas sociedades dependían fundamentalmente de la sangre, el sudor y el trabajo no remunerado de los esclavos en las minas de plata de Laurion. Esta mitificación histórica guarda un claro paralelismo con la imagen neoliberal idealizada de Estados Unidos, popular entre la comunidad digital china, que exalta las “grandes casas, grandes camionetas y grandes filetes”, mientras oculta la realidad del imperialismo y el racismo institucional que sustentan ese estilo de vida.

En 2013, Qin escribió un artículo en tono burlón sobre el llamado de Xi Jinping a aprender de la experiencia del colapso de la Unión Soviética y a reconocer los peligros del nihilismo histórico (2013). Los intelectuales liberales que Qin representaba estaban convencidos de que la bandera roja de China estaba a punto de cambiar de color. Creían sinceramente que las reformas liberales, similares a las aplicadas en la Unión Soviética, eran el camino que China debía seguir. Un elemento clave de esta estrategia era socavar, desde el ámbito intelectual e ideológico, la legitimidad de la Revolución China y presentar al PCCh como un régimen represivo que sofocaba la vitalidad socioeconómica y allanaba el camino hacia la servidumbre.

Para responder a las afirmaciones de Qin, Lu ha llevado a cabo una exhaustiva investigación histórica que abarca miles de años y se extiende por Eurasia y América. En su libro, señala acertadamente cómo la entrada del sistema neoliberal en China, junto con el proceso de reforma y apertura a finales de la década de 1970, transformó a millones de personas pertenecientes al campesinado en trabajadoras y trabajadores migrantes urbanos. La visión neoliberal para las zonas rurales de China reflejaba su estrategia a nivel global: la privatización de la tierra (para que pudiera ser acaparada por el gran capital) y la libre circulación de la población agrícola (para que el campesinado sin tierra se convirtiera en mano de obra barata en las ciudades). La provocadora propuesta de Qin de “otorgar el derecho a construir barrios marginales para los pobres urbanos” representa precisamente la dirección política que Lu advierte que China debe evitar a toda costa (Jiang, 2008).

Toda historia es historia contemporánea y todo debate histórico refleja las luchas políticas del presente. Mientras que los observadores extranjeros suelen imaginar a China como un bloque monolítico, el debate recogido en este libro ilustra vívidamente cuán abiertos e intensos pueden ser los intercambios dentro de los círculos académicos e intelectuales chinos, así como su estrecha conexión con las disputas políticas concretas.

El camino hacia la modernización del Sur Global

La imagen del “hierro y el fuego” aparece de forma recurrente en el estudio de Lu. A su juicio, la gran lucha por el futuro de la modernización humana debe aspirar a unir a 7.000 millones de personas del Sur Global en un camino común hacia la modernización. Esta lucha involucra tanto el “hierro” (el desarrollo económico) como el “fuego” (la revolución armada).

En la última década, Lu ha enfocado cada vez más su trabajo en cuestiones vinculadas a la revitalización y reorganización del mundo rural en China. El capítulo final de su libro recoge su trabajo de campo en tres experiencias clave: desde la aldea de Tangyue, en la provincia de Guizhou, empobrecida y casi despoblada desde hace años, hasta la amplia asociación campesina de la comunidad Pu-Han2 en la provincia de Shaanxi, que agrupa a 43 aldeas, pasando por el experimento de cooperativa financiera en la aldea de Haotang, en la provincia de Henan.

Lu no se limita a la investigación académica sino que busca activamente caminos viables para la reorganización rural en China. Dos interrogantes económicos prácticos concentran su atención. Primero, ¿cómo garantizar que el desarrollo económico rural surja desde dentro, con impulso propio? Segundo, ¿cómo asegurar la supervivencia de las economías colectivas en el marco de una economía de mercado?

Por ello, no sorprende que inicie sus visitas a las aldeas rurales preguntando por el estado de las economías colectivas locales, un enfoque coherente con sus estudios teóricos sobre la cuestión agraria en la Rusia prerrevolucionaria y las reformas agrarias impulsadas por Stolypin. Cabe destacar que sus investigaciones en profundidad sobre la cuestión de la tierra en Rusia y la Unión Soviética resultan particularmente notables, considerando su formación original en lengua y literatura chinas, así como en estética literaria y artística.

Lu sostiene que los debates ideológicos internos de China reflejan una lucha internacional y una batalla existencial contra la ideología hegemónica occidental. Cuando el presidente Xi Jinping afirmó que “El avance conjunto de los países del Sur Global hacia la modernización es un gran acontecimiento en la historia mundial y una grandiosa hazaña sin precedentes en la civilización humana”, la importancia de esta batalla se hizo aún más evidente (2024).

El Sur Global, como la parte “rural” del sistema capitalista mundial, comparte un destino y un camino estrechamente vinculados con las zonas rurales de China. Así como los agricultores sin tierra en Brasil son desplazados por las plantaciones de soja, los productores de soja en China también son aplastados por el gran capital internacional. Ambos son víctimas del sistema capitalista mundial.

En los últimos años, Lu Xinyu ha participado en iniciativas como el Foro Académico del Sur Global y la creación de centros de investigación en zonas rurales como Rongjiang (provincia de Guizhou), Ganzhou (provincia de Jiangxi) y Xiong’an (provincia de Hebei). Estos proyectos buscan difundir las experiencias chinas en la reducción de la pobreza y la revitalización rural, dirigidas tanto al público internacional en general, como al Sur Global, en particular. Su propósito es narrar las luchas del campo chino de forma vívida y multidimensional, reflejando los debates complejos y enriquecedores que tienen lugar en el país.

En este marco, Neoliberalismo o China rural neocolectiva no solo es una obra académica, es también una invitación a especialistas de China y el Sur Global para intercambiar experiencias y profundizar en el debate sobre la cuestión agraria y las vías hacia la modernización.

Notas

1

El concepto de despotismo oriental proviene del trabajo del historiador germano-estadounidense Karl August Wittfogel, quien pasó de ser marxista a anticomunista (1957).

2Pu-Han es la comunidad formada por los pueblos Puzhou y Hanyang. En los años noventa, los dos pueblos se unieron para formar una cooperativa trans-pueblo, y luego establecieron la Asociación Campesina Pu-Han para facilitar la producción y venta de sus producciones agrícolas.

Referencias bibliográficas

Jiang, Qian. “Tsinghua University Professor Qin Hui Proposes Shenzhen Take the Lead in Establishing Slums”. Southern Metropolis Daily, 14 de abril de 2008.

Jiang, Jinquan. “The Great Transformations of the Decade in the New Era”. Qiushi, n° 22, 2022.

Lu, Xinyu. Neoliberalism or Neocollective Rural China. Palgrave Macmillan, 2024.

Qin, Hui. “The Last Days of the Soviet Communist Party: Still One True ‘Man’”. The Economic Observer. 27 de marzo de 2013.

———. “Moving Away from the Imperial Regime”. Qunyan Press, 2015.

Wittfogel, Karl August. Oriental Despotism: A Comparative Study of Total Power. Yale University Press, 1957.

Xi, Jinping. “Combinar la Gran Fuerza del Sur Global para Construir Juntos la Comunidad de Futuro Compartido de la Humanidad” [Intervención en el Diálogo del “BRICS Plus”, Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China]. 24 de octubre de 2024. Disponible en: https://www.fmprc.gov.cn/esp/zxxx/202410/t20241024_11515610.html.