Los vientos del norte no mueven molinos: el primer boletín de Nuestra América
Es preciso tener coraje para enfrentar y desafiar al poder. El tiempo de solo hacer críticas se acabó. El precio de la cobardía será el agravamiento de las múltiples crisis. La emancipación económica del Sur Global no será un regalo de la historia, sino el resultado de la lucha colectiva.

Candido Portinari (Brasil), Meninos Soltando Pipas [Niños volando cometas], 1941.
Saludos desde la Oficina Nuestra América del Instituto Tricontinental,
Con mucha alegría compartimos con ustedes la puesta en marcha de la Oficina Nuestra América, parte del proceso de regionalización del Instituto Tricontinental de Investigación Social en América Latina y el Caribe. Este espacio nace para acompañar las luchas de los pueblos de nuestra región y del Sur Global, produciendo pensamiento crítico y herramientas útiles para la acción política desde una perspectiva anticapitalista, feminista, antiimperialista y anticolonial. Entendemos que, frente a los desafíos actuales, es clave articular esfuerzos desde una mirada regional, que reconozca nuestras historias comunes, fortalezca la integración entre pueblos y apueste por salidas colectivas a las múltiples crisis que enfrentamos. Como parte de este esfuerzo, hoy presentamos el primer número de nuestro boletín mensual, que busca ser un puente entre experiencias de organización, análisis político y estrategias colectivas de transformación.
En ese sentido, nuestro primer boletín recoge algunos de los retos planteados durante la cuarta conferencia Dilemas de la Humanidad: Perspectivas para la Transformación Social, celebrada en abril en São Paulo, en el Sesc Pompéia, una antigua fábrica reconvertida en centro cultural.

Arquitetura de Lina Bo Bardi, SESC Pompéia, Brasil. Fotografia de Nelson Kon, 1977.
Mientras Donald Trump amenazaba la economía global con una nueva fase de la Guerra Fría y una desesperada búsqueda por contener el surgimiento de un mundo multipolar, economistas y activistas de organizaciones populares de todo el mundo —especialmente del Sur Global— respondieron al llamado de la Asamblea Internacional de los Pueblos y del Instituto Tricontinental para debatir las múltiples crisis del capitalismo, marcadas por guerras, desigualdades extremas y colapso ambiental.
Durante tres días de debates, se analizó la decadencia del modelo de desarrollo basado en la explotación depredatoria, donde el Norte Global mantiene su dominio mediante el control financiero y tecnológico, mientras el Sur sufre endeudamiento crónico, desindustrialización y el saqueo de sus recursos naturales. La respuesta reaccionaria a esta crisis —como el avance del fascismo en Europa, EE.UU. y América Latina y el Caribe— solo agrava el panorama, criminalizando movimientos sociales y destruyendo conquistas democráticas.
Dilemas de la Humanidad no solo reafirmó la vigencia del socialismo como proyecto histórico, sino que dio un paso fundamental: transformó la crítica al capitalismo en propuestas concretas. Frente a un sistema que genera miseria y devastación ambiental, ya no basta con denunciar. El desafío es construir alternativas económicas viables que pongan la vida en el centro y rompan con la lógica de acumulación capitalista.
El capitalismo ha demostrado ser incapaz de resolver los dilemas fundamentales de nuestra época. Mientras el Norte Global impone una división internacional del trabajo que condena al Sur a la dependencia y el subdesarrollo, nuestras economías reproducen desigualdades estructurales. Discutimos la configuración y consecuencias de este modelo y las amenazas al planeta en nuestro estudio “Hiperimperialismo: una nueva etapa decadente y peligrosa”, realizado junto con Global South Insights (GSI). La salida no vendrá de los centros de poder tradicionales; por el contrario, debe surgir de una integración regional auténtica, de la soberanía sobre nuestros recursos y de la capacidad de producir para nuestros pueblos, no para las demandas extractivistas de las potencias del Norte Global.
Un proyecto económico emancipatorio exige romper con las cadenas de la dependencia. Esto implica control público sobre los recursos estratégicos —energéticos, minerales, y otros de origen natural— para que estén al servicio de un desarrollo autónomo y no del saqueo transnacional.

Anónima (Chile), Juntos en la adversidad, comienzos de los 80.
La industrialización no puede ser un fin en sí mismo ya que, si reproduce empleos precarios y se subordina a las cadenas globales de valor, solo profundizará la desigualdad. Para construir una industrialización con justicia social, que genere empleo digno y redistribuya la riqueza, es imprescindible tejer nuevas alianzas comerciales y tecnológicas en el Sur Global, fuera de los circuitos controlados por las potencias tradicionales.
Frente al surgimiento de un mundo multipolar y a la resistencia estadounidense hacia este nuevo planeta, se requieren medidas coordinadas e integradas. No habrá solución o cambio que ocurra de forma aislada. En el caso latinoamericano, nuestra mejor oportunidad es la integración y la acción conjunta. Tanto para posicionarnos en los foros y mecanismos multilaterales como para enfrentar la actual arquitectura financiera global, dirigida por el FMI y los bancos privados —responsables de asfixiar a los Estados nacionales con deudas insostenibles—, así como para contrarrestar la ofensiva conservadora en la batalla de ideas y valores.
La conferencia fue un espacio para avanzar en esa dirección: desde diagnósticos compartidos hacia programas concretos. Pero esto es solo el comienzo. Las propuestas discutidas deben enraizarse en las luchas populares, adaptarse a cada contexto y, sobre todo, construir el poder necesario para hacerlas realidad. Porque frente a la crisis civilizatoria que vivimos, el socialismo no es una utopía lejana: es la única brújula para navegar hacia un futuro donde la economía sirva a los pueblos y no al capital.

René Francisco Rodríguez (Cuba), Para Tomar Medidas, 2003.
Nada de esto es posible sin fuerza social organizada y audacia para salir del desierto de la mediocridad que asola los debates económicos. Se necesita coraje para enfrentar los intereses consolidados del mercado financiero y de las industrias bélica y tecnológica, que han secuestrado y desintegrado los organismos de gobernanza global. El precio de la cobardía será el agravamiento de las crisis ambientales, energéticas, migratorias, económicas y sociales. Es momento de unir teoría y práctica, resistencia y proyecto.
El mensaje final es claro: el tiempo de las meras críticas ha terminado. Es hora de organizar, de construir y de disputar el poder. La emancipación económica del Sur Global no será un regalo de la historia, sino el resultado de la lucha colectiva. Y en ese camino, esta conferencia ha plantado semillas que, sin duda, darán frutos.
pd// Para seguir reflexionando nos gustaría recomendarte dos libros: Fascismo, neofascismo y otras expresiones del capitalismo del Siglo XXI publicado por el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (CELARG), Casa de las Américas y la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) y Nuestra América, EEUU y China. Transición geopolítica del sistema mundial coordinado por Gabriel Merino y Leandro Morgenfeld y publicado por CLACSO (Argentina) y la Editorial Batalla de Ideas (lo puedes adquirir aquí).