Elsa Bruzzone

Profesora de Historia.  Especialista en Geopolítica, Estrategia y Defensa.  Secretaria del CEMIDA (Centro de Militares para la Democracia Argentina)

 

La seguridad de los Estados Unidos es la institución más peligrosa del mundo.”

Presidente Argentino Roque Sáenz Peña (1910 – 1914)

 

El 4 de abril de 2017 el Comando Sur de EE.UU. dio a conocer el documento Estrategia del Teatro 2017 – 2027. En el mismo advierte que “durante la última década China, Rusia e Irán han establecido una mayor presencia en la región. Sus acciones y retórica requieren una consideración aparte y seria. Estos actores globales consideran el ambiente económico, político y de seguridad de la región como un terreno fértil para alcanzar sus respectivos objetivos a largo plazo y para promover intereses que pueden ser competitivos con los nuestros y los de nuestros copartícipes” (US SOUTHCOM, 2017). Entre las metas que enumera el Comando Sur como su tarea está la del “acceso al patrimonio global” que comprende los dominios marítimo, aéreo, espacial y ciberespacial internacionales. Pero, además, esta tarea sería desarrollada entre otros por los “Equipos del País” (Estrategia Integrada del País en las Embajadas) existentes dentro de las embajadas estadounidenses. Y concluye afirmando al referirse a Nuestra América o Patria Grande que el hemisferio occidental es de ellos. Lo denomina “Nuestro hemisferio occidental”.

Meses más tarde, en diciembre de 2017, el gobierno estadounidense dio a conocer el documento América Primero.  Estrategia de Seguridad Nacional.  Allí se denuncia que los intereses y las influencias de China y Rusia “erosionan la seguridad y prosperidad americana.  Estos males compiten en las arenas política, económica y militar. EE.UU. debe prepararse para competir con China, Rusia y otros estados y actores en la paz y en la guerra” (U.S. Goverment, 2017). Establece además que EE.UU. debe prepararse para acercarse a las diferentes regiones del mundo para proteger sus intereses nacionales; que el hemisferio occidental es una importante oportunidad mercantil para proyectos de servicios, energía e infraestructura; y que la misión de EE.UU. ante la presencia de China y Rusia es “limitar las malignas influencias de fuerzas no hemisféricas” (ídem). Esta misma visión se refleja en la Estrategia Nacional de Defensa del año 2018 y en los lineamientos preliminares de la nueva estrategia establecida por Joe Biden en enero de 2021.

Dos años más tarde, en agosto   de 2020, el Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. difundió a través del portal de la Casa Blanca el Marco Estratégico del hemisferio occidental. En el mismo se establece cómo deben adecuarse los objetivos globales   a las características propias de nuestra Patria Grande. Este documento fue eliminado del portal apenas asumió Biden el gobierno. Nos dejó algunos datos interesantes. Menciona la importancia de los abundantes recursos naturales de la región incluidos los metales preciosos y los combustibles.   Reclama como propia a nuestra Patria Grande que “es un espacio de la absoluta incumbencia de Washington” en todo sentido. Y, además, determina que los nexos de nuestros países con China y Rusia son malignos y que la “Iniciativa de la Franja y Ruta de la Seda” es una provocación a la “ventaja competitiva de las fuerzas militares estadounidenses”.

Como si con esto no bastara, un mes más tarde, en septiembre de 2020, la Guardia Costera de EE.UU. dio a conocer su Visión para el Combate a la Pesca Ilegal, No Declarada y No Regulada (IUU). El documento establece que “no todas las naciones marítimas tienen la capacidad para inspeccionar sus aguas soberanas y la conciencia moral para ejercer su misión de policía. La pesca ilegal ha reemplazado a la piratería marítima en el teatro de operaciones global marítimo y si continúa provocará el deterioro de las frágiles costas de los estados e incrementará la tensión entre los estados y afectará la estabilidad geopolítica alrededor del mundo” (USGC, 2020; la traducción es propia).  Determina que ya, en 2017, la Estrategia de Seguridad de EE.UU. advirtió sobre la necesidad de “mantener la libertad de los mares para garantizar la seguridad de EE.UU. y sus aliados”; y por ello EE.UU. necesita combatir la pesca ilegal para proteger sus intereses nacionales (ídem).  Para lograr ese objetivo, debe, entre otras cosas, expandir multilateralmente los esfuerzos de cooperación en pesca. “EE.UU. debe ser el líder en el combate a la pesca ilegal en los grandes mares y en las zonas económicas exclusivas de las naciones socias.  En 2019 fue identificada la expansión de China en la pesca ilegal en las zonas económicas exclusivas alrededor del mundo:  el oeste y centro del Pacífico, África y Sudamérica.  Atenta contra la estabilidad de las naciones, los recursos marinos para la seguridad alimentaria, y el desarrollo económico en violación directa a las leyes basadas en el orden internacional” (ídem). Como broche de oro, desnuda sus objetivos al manifestar que “la IUU contribuye a los esfuerzos de la Estrategia Nacional de Seguridad y de la Estrategia Nacional de Defensa para asegurar el dominio marítimo de EE.UU. (libre acceso y control de recursos) (ídem).  La Guardia Costera ha coordinado con el gobierno estadounidense su presencia en los grandes mares y en las zonas económicas exclusivas de las naciones socias para combatir la pesca ilegal”. Para esta tarea cuenta no sólo con las naciones socias, sino también con las ONGs, universidades, industrias de alimentación marina, tecnológicas, transporte y logística. Como vemos, un variado abanico de menús. Pero no es todo. Señala por último que la expansión multilateral de la cooperación debe comprender “acuerdos que incluyen operaciones conjuntas ya que   la escasa capacitación de los gobiernos crea la influencia de los depredadores y atenta contra la estabilidad regional.  La paz y la prosperidad de EE.UU.  requiere la capacidad, la innovación y la efectividad de la Guardia Costera de EE.UU. en el combate de los efectos desestabilizadores de la pesca ilegal en los océanos del mundo” (ídem).

Esto explica, en parte, los movimientos que se han producido en estos meses alrededor de algunos países sudamericanos. En diciembre de 2020 la Guardia Costera de EE.UU. anunció que realizaría su primer patrullaje de servicio alrededor la región.  Una de las naciones elegidas fue Argentina.  El viaje inaugural sería protagonizado por el USCGC “STONE” dentro del marco de la “Operación Cruz del Sur” que debía realizar con la Prefectura Naval Argentina.  La visita fue cancelada luego de que la Cancillería Argentina rechazara el patrullaje conjunto a lo largo y ancho del Mar Argentino para combatir la pesca ilegal. La información dada por la embajada estadounidense en nuestro país y por la misma Guardia Costera, en los últimos días de enero de 2021, fue que el puerto de Mar del Plata no contaba con la logística adecuada para recibir a la nave. La embajada agregó que “trabajarán para fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre la Guardia Costera y la Prefectura Naval Argentina ya que la Región es más segura y próspera cuando los países se unen para fortalecer su seguridad marítima.”

No son estas las únicas expresiones con respecto a la pesca ilegal asociada a China.  Durante estos primeros meses del año 2021, el jefe del Comando Sur, Almirante Craig Faller, en sus últimas acciones como jefe del mismo se refería a ello.  El 15 de enero de 2021 en la sesión virtual del Simposio Nacional Anual de la Asociación de la Armada de Superficie manifestó que “las flotas pesqueras chinas están recolectando capturas ilegales en muchas áreas de SOUTHCOM” (citado en Bruzzone, 2021). El 11 de febrero de 2021 el comandante de la Cuarta Flota de EE.UU. organizó una mesa redonda de naciones socias; allí se informó que “la discusión permitió a los líderes discutir varios temas que afectan a la región, como la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU)” (ídem). El 16 de marzo de 2021 Craig Faller compareció ante el Senado estadounidense para dar su último informe. Allí manifestó que “ahora más que nunca, existe un clima de urgencia por las amenazas globales que enfrentamos aquí en nuestro vecindario. Esta región es nuestro hogar. Este vecindario es nuestro hogar. Es un vecindario compartido. Es un hemisferio de sumo interés para los EE.UU. Las principales amenazas que enfrenta el hemisferio son China y las organizaciones criminales transnacionales y su participación en prácticas predatorias como la pesca ilegal, no regulada y no reglamentada” (Diálogo, 2021).

Cabe preguntarse por qué no hablan de las flotas españolas, portuguesas, surcoreanas, japonesas, seguramente no faltarán las estadounidenses entre tantas otras, ni de las actividades británicas en nuestras Islas Malvinas. ¡Ah me olvidaba! Son países aliados.  China, no.  Es el enemigo número uno para EE.UU.

Es cierto que nuestro país sufre la depredación de sus recursos marinos. También es verdad que carece de la capacidad para enfrentar este problema en su totalidad. Tiene éxitos parciales. Las leyes existentes son buenas; pero los medios para aplicarlas y hacerlas cumplir son insuficientes. Falta decisión política y el asumir que somos un país tricontinental: terrestre, marítimo y antártico. Y es mayor la superficie de nuestro mar que la de nuestra tierra firme y nuestra Antártida. Es un debate que hay que dar más temprano que tarde. No podemos seguir dándole la espalda a nuestro mar. No es bueno ni para la patria ni para el pueblo.

La reciente visita de Craig Faller a nuestro país, el 7 de abril próximo pasado, tuvo como objetivo hacernos recordar que somos pertenencia de EE.UU. Nada de aventuras soberanistas, de tratos con naciones enemigas de ellos.  Alguien podría preguntar a qué se deben tales imposiciones. Muy simple: porque al pertenecer a la OEA formamos parte del SIAD (Sistema Interamericano de Defensa), diseñado y manejado por EE.UU.   para defender sus objetivos e intereses. Pero también porque somos, desde el año 1997, Gran Aliado Extra-OTAN, “título honorífico” entregado por la Casa Blanca y el Capitolio estadounidenses a países confiables que acompañan sus aventuras imperiales. Nos lo otorgó Bill Clinton en noviembre de 1997, en agradecimiento por la participación argentina en 1991 en la llamada “Tormenta del Desierto”, primera invasión a Iraq, y por el contrabando de armas a Croacia, en plena guerra civil yugoslava, en 1995, tapado con la voladura de la Fábrica Militar de Río Tercero. En diciembre de 1997 el Congreso Nacional aceptó el “regalo” a cambio de equipamiento militar, por supuesto obsoleto, y de entrenamiento con fuerzas de la OTAN, el país agraciado debe disponer de una fuerza de despliegue rápido que cuando EE.UU. decida viajará a Europa, se pondrá a las órdenes de un jefe militar de la OTAN y participará en las aventuras imperiales. En ese carácter participamos de la destrucción de la ex Yugoslavia por EE.UU. y la OTAN, y acantonamos tropas en Eslovenia y Kosovo. Este título sólo se pierde por decisión del gobierno norteamericano, porque el país “agraciado” deja de ser confiable o por decisión del gobierno de ese propio país si es que realmente ama a su patria y a su pueblo y está comprometido de verdad con la libertad, la soberanía y la independencia.  A pesar de ciertos cortocircuitos durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno estadounidense siempre nos consideró aliados y confiables.  Y lo sigue haciendo. Para romper la dependencia hay que salirse de la OEA, del SIAD, de todos sus instrumentos y renunciar a ser Gran Aliado Extra-OTAN.  Requiere valentía, decisión, compromiso con la patria y con el pueblo y como dijo el Gral. José de San Martín: “Para los hombres (yo agrego para todas las personas) de coraje se han hecho las empresas”.

Las armas de destrucción masiva, el narcotráfico, las migraciones, el terrorismo, los desastres naturales, fueron los enemigos a combatir para EE.UU. Lo siguen siendo, pero a partir de diciembre de 2017 y sobre todo desde septiembre de 2020, también lo es la pesca ilegal, centrada en China. Cualquier pretexto es bueno para todo tipo de intervención, incluida la militar. Lo primordial es asegurar -tal como lo manifestaron el Pentágono en el año 2003; y los documentos del Departamento de Defensa, de Estado y de la CNA conformada por altos jefes militares y navales norteamericanos en los años sucesivos- el libre acceso y control de todos los recursos naturales, lo que exige el despliegue de las fuerzas militares estadounidenses por todo el mundo, ya que de ello depende la supervivencia de EE.UU. como “amo del mundo”. Hoy es un imperio en decadencia. El mundo unipolar, surgido luego de la disolución de la URSS, ya no existe. Nuevos actores juegan en el tablero geopolítico global. La realidad ha cambiado. La “paz democrática” que EE.UU. impuso en el mundo y de la cual se considera el guardián me recuerda a la “Paz Romana” y a su final con los “bárbaros” destruyendo al Imperio Romano. Decían los antiguos griegos que los dioses cegaban a los que querían perder.  Por último, quiero recordar una vez más lo que manifestara el Dr. Gustavo Cirigliano, que “cuando un imperio proclama la paz trae la guerra, cuando exalta la solidaridad esconde un ataque, cuando reclama adhesión trama entrega y cuando ofrece amistad distribuye hipocresía” (citado en Bruzzone, 2020).

 


Bibliografía

Bruzzone, Elsa 2020 “El mismo perro con distinto collar”, en Portal ALBA.

Bruzzone, Elsa 2021 “El Comando Sur en Argentina”, en Portal de Revista ALAI.

Diálogo. Revista Militar Digital 2021 Debaten sobre seguridad fronteriza y hemisférica en audiencia. Disponible en https://dialogo-americas.com/es/articles/debaten-sobre-seguridad-fronteriza-y-hemisferica-en-audiencia/

United States Coast Guard 2020 Illegal, Unreported, and Unregulated Fishing Strategic Outlook (Washington: USCG)

US Government 2018 America First: A Budget Blueprint to Make America Great Again. Disponible en A Budget Blueprint to Make America Great Again. Disponible en https://www.govinfo.gov/features/FY2018-Budget-Blueprint