Entrevista a Camila Rocha
por Marcelo Alvares de Lima Depieri

 

Para esta parte de Cuaderno, invitamos a Camila Rocha para una entrevista. Abordamos temas como el fenómeno de la extrema derecha a nivel global, las características y particularidades de este fenómeno (el bolsonarismo) en Brasil, el papel de las redes sociales en el crecimiento del bolsonarismo y los efectos a nivel nacional y en América Latina y el Caribe para la extrema derecha ante la victoria de Lula. Camila Rocha es doctora y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de São Paulo. Es autora de «Menos Marx Mais Mises: o liberalismo e a nova direita no Brasil«.

 

¿Cuáles son las raíces, a nivel mundial, del auge de la extrema derecha y de las tendencias neofascistas en la época contemporánea?

Bueno, creo que lo primero que podemos decir sobre el fenómeno del ascenso de la extrema derecha a nivel mundial es la cuestión de la reacción. En los últimos años, se ha producido un avance en las políticas relacionadas con el género y también un mayor debate relacionado con el mismo. Cuando hablo de género, también hablo de sexualidad, en realidad. La reacción está en relación con el avance de las políticas públicas y el debate público sobre el feminismo, sobre la agenda LGBT, la visibilidad de la agenda trans, etc. Todas estas luchas contra la opresión fueron objeto de esta reacción por parte de movimientos extremistas situados a la derecha dentro del espectro político.

El segundo elemento es la pérdida de legitimidad de los partidos de centro-izquierda, o socialdemócratas, que en las últimas décadas pretendían representar a los trabajadores y a las clases populares. Una parte importante de las clases populares empezó a no sentirse representada por estos partidos y sus dirigentes. Esta desconfianza puede explicarse por diferentes razones. En primer lugar, la reestructuración del mercado laboral y el avance del neoliberalismo fueron temas muy difíciles de tratar por los dirigentes de estos partidos. También podemos mencionar la divulgación masiva de noticias en las cuales los partidos de izquierda estaban involucrados en casos de corrupción. Esto ha contribuido a modificar la confianza. Hablando de Brasil, el sentimiento de mucha gente era que el PT había traicionado la confianza de los trabajadores y muchos de ellos optaron por una alternativa radicalizada de extrema derecha.

El tercer punto está relacionado con una cuestión de identidad, que se manifiesta en forma de rechazo a algunos grupos. Por ejemplo, en Estados Unidos y en Europa la cuestión de la inmigración es muy central. Y este rechazo parece tan ligado a una cuestión económica, «esta gente va a venir a robar los puestos de trabajo de aquí», como a una cuestión de valores, porque los que vienen de fuera no comparten los mismos valores sociales que los nacidos en el país receptor. Esto provoca una serie de choques culturales, desconfianza, pánico y miedo. En el caso de la inmigración de personas de origen árabe, el choque cultural es muy visible en la cuestión religiosa. Las diferentes perspectivas del lugar de las mujeres chocan. Antes he comentado la reacción al feminismo, pero el extremismo de derechas también se arma de prejuicios contra la religión islámica, formando en la imaginación la idea de que los inmigrantes árabes son acosadores e irrespetuosos con las mujeres.

Finalmente, el último rasgo a destacar es la valorización de los elementos patrióticos. La tríada valorada por la extrema derecha, Dios, Patria y Familia, no se da sólo en Brasil. Es a través del patriotismo, por ejemplo, que el antiglobalismo se inserta como un elemento de este pensamiento de extrema derecha. El antiglobalismo lucha contra el multiculturalismo, contra los derechos humanos. El globalismo sería precisamente el responsable de la destrucción de la estructura social y cultural «original». De ahí la necesidad de luchar contra los globalistas que estarían tratando de imponer nuevos valores y nuevas costumbres.

 

¿Podemos decir que el bolsonarismo es la expresión en Brasil de ese fenómeno global? ¿Cuáles son sus principales características y particularidades?

Sí, creo que podemos entender el bolsonarismo desde un punto de vista ideológico, como un libertarismo reaccionario. Esta idea de la libertad sin una libertad o una libertad sin límites, de poder hacer todo, decir todo, ahí es donde se combina con la ideología reaccionaria. Un ejemplo claro es ese libertarismo que se manifestó durante la pandemia, que, según esta ideología, la gente tenía que ser libre, no se le podía obligar a quedarse en casa o llevar una máscara. Estaban en contra de los pasaportes de vacunación para entrar en los lugares, entre otras cosas.

El libertarismo reaccionario que se observa en Brasil se manifiesta en la defensa de que los individuos puedan tener y portar armas. Es una libertad sin límites, incluso para hacer daño a los demás, sin ser castigados. Y que puedes tener la libertad de enseñar a tus hijos en casa, con una educación más orientada a la religión, por ejemplo.

La defensa de la escuela en el hogar está vinculada al elogio de la familia. Es la defensa de la familia y la devaluación de la sociedad. Porque en la sociedad hay personas que son diferentes, en la familia son iguales. No hay límite, creo, es una radicalización de la frase de Thatcher, «no hay sociedad, sólo hay individuos y sus familias».

Otra particularidad del fenómeno brasilero, que no es la xenofobia ligada a la inmigración como en los EE.UU. y en Europa, sino que es un prejuicio regional interno de la gente que vive en el Sur y en el Sudeste contra la gente que vive en el Nordeste. Es en la región del Nordeste, a partir del 2006, donde los gobiernos petistas ganaron todas las elecciones.

 

En este caso, es una reacción específica en el ámbito nacional. ¿En qué medida esa reacción está relacionada a los 13 años de gobiernos del PT y las medidas que fueron llevadas en la práctica en ese periodo?

Durante los gobiernos del PT vimos avances en las agendas de costumbres e inclusión. El STF se ha mostrado a favor de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, la posibilidad de interrumpir los embarazos en caso de acefalía, las cuotas en las universidades públicas. En 2011 se creó la Comisión Nacional de la Verdad para investigar los crímenes de la dictadura. En 2014 se promulgó la Ley de azotes – Lei da Palmada –, que prohíbe los castigos crueles (a niños y adolescentes), lo que ha afectado a la cuestión de la autoridad de la familia.

Cabe destacar que entre 2011 y 2012 se produjo en Brasil lo que se conoció como la marcha de las putas, que comenzaron a manifestarse en las calles con los pechos desnudos, con una serie de performances radicales realizadas en espacios públicos. Muchas fotos se viralizaron en ese período y luego esas mismas fotos se utilizaron para otros fines políticos. Y estas imágenes causaron una gran impresión en el electorado más conservador. Lo observo incluso hoy en día en mis investigaciones. La gente sigue hablando de esas imágenes.

Fue durante los años en que el PT estaba en el gobierno cuando Internet se popularizó en Brasil. Entonces, varias discusiones sobre el feminismo, sobre la transfobia y sobre la lgbtfobia comenzaron a popularizarse, fueron tematizadas en los medios tradicionales, por ejemplo, el programa Amor & Sexo, de Fernanda Lima en Globo TV, y fue precisamente en este período que Jair Bolsonaro comenzó a hablar cada vez más. Eso fue en 2011, cuando empezó a hablar en contra del kit anti homofobia, que había lanzado el gobierno federal, que se llamaba kit gay. En ese periodo, Bolsonaro,  tuvo entre ochenta y cien mil votos para diputado federal. En 2014 cuadriplicó sus votos. Obtiene medio millón de votos y es elegido el diputado federal más votado en Río de Janeiro y consigue elegir a Eduardo Bolsonaro en São Paulo.

Es entre 2011 y 2014 que Bolsonaro comienza a invertir mucho más en este tipo de discurso. Antes, incluso, de hablar con el PT, pasó por partidos que estaban en la coalición del gobierno federal. Dijo que votó por Lula, apoyó el nombramiento de Aldo Rebelo para el Ministerio de Defensa. Ahora, entre 2011 y 2014, comenzó a hablar mucho más de estos temas morales y se volvió mucho más anti-Petista, mucho más en comparación con su actuación anterior. La figura de Bolsonaro canalizó este periodo de reacción.

 

¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías para el crecimiento de la extrema derecha en Brasil?

El uso de las nuevas tecnologías y la difusión de información falsa, es una característica que está presente en todos los movimientos extremistas. En definitiva, no culpo a la tecnología, a internet, a las redes sociales del auge de la extrema derecha y de los fenómenos no deseados. La forma de comunicarnos ha tenido un cambio muy grande, ampliando enormemente las posibilidades de comunicación, ya que con pocos recursos es posible llegar a miles, a veces millones de personas, a través de internet. La cuestión de la difusión de desinformación, de los rumores, siempre ha existido. Pero ahora ha adquirido nuevos niveles. Cualquiera que esté fuera de los circuitos tradicionales de los medios de comunicación puede comunicarse muy fácilmente, difundir mensajes fácilmente a un gran número de personas.

Muchas plataformas ofrecen la posibilidad de hacerlo de forma secreta y anónima. Es un debate muy delicado. A veces la gente también tiene prisa y defiende: «acabemos con el secreto». Pero no creo que deba ser así.  Incluso pensando en las acciones de los movimientos sociales, por ejemplo. El secreto es muy importante para el trabajo de varias personas que actúan en zonas de conflicto, donde hay violencia.

En resumen, la comunicación es mucho más rápida, mucho más amplia y, al mismo tiempo, se ha producido una democratización muy radical de la comunicación. Y esto, obviamente, también favorece a los grupos extremistas.

 

¿Qué significa para el bolsonarismo la victoria de Lula y la derrota de Bolsonaro en las urnas? ¿Qué está al alcance del gobierno de Lula para debilitar al Bolsonarismo?

El bolsonarismo tiene dos caras. Una, que podemos llamar de naturaleza social cultural, que es gente que ya existía, ya pensaba así y la única diferencia es que ahora empezamos a llamarlos bolsonaristas. Así que, en este sentido, este fenómeno seguirá existiendo de alguna forma. No sabemos si continuará con la misma fuerza o no, pero podemos decir que el fenómeno continuará allí, porque mucha gente seguirá defendiendo estas agendas y estas ideas.

Ahora, pensando en Bolsonaro en términos políticos electorales, es aquí donde se puede hacer más por parte de los dirigentes que asumirán el gobierno ahora. Porque se espera que Bolsonaro y varios liderazgos bolsonaristas sean castigados. El futuro del Bolsonarismo, en este campo, dependerá mucho de esto, de cómo se lleve a cabo este castigo. También está la cuestión de cómo le irá al propio partido de Bolsonaro, el Partido Liberal (PL). ¿Cómo se posicionarán en los próximos años? ¿Aceptarán cargos en el gobierno, o se dividirá el partido? ¿Por un lado los radicales Bolsonaristas y por otro los centristas?

Incluso la forma en que se posicionen los gobernadores que apoyaron a Bolsonaro en estas elecciones será muy relevante, para entender el futuro del bolsonarismo en términos políticos electorales. Por ejemplo, Tarcisio, que asumió el cargo en São Paulo, ¿ofrecerá puestos a los bolsonaristas, especialmente a los radicalizados? Porque es mucho más fácil apoyar con cargos que sin cargos.

Un punto que creo que está al alcance del gobierno, hablando del electorado, es la implementación de políticas públicas dirigidas a los trabajadores informales, que son los autónomos o emprendedores populares. Un sector que ha sido históricamente ignorado por el Partido de los Trabajadores en Brasil, porque siempre se ha centrado en las personas con empleo formal, y siempre aumentando el número de trabajadores formales. El trabajo informal siempre se consideró un mal que había que combatir. Aunque sabemos que hay una serie de problemas relacionados con el trabajo informal, es importante reconocer su lado positivo, especialmente el vinculado a las tradiciones culturales y populares. Estas personas son autónomas y quieren tener el control de su propio tiempo, pero al mismo tiempo quieren tener protección social, garantías. Las políticas públicas dirigidas a la uberización del trabajo, regulando la relación que estas empresas tienen con sus empleados, es un camino importante a seguir.

Lo otro es la inversión en cultura, ocio y deportes, sobre todo en las periferias de los grandes centros urbanos. Y no sólo para los jóvenes, sino para todos. Hoy, en Brasil, cuando pensamos en el asociacionismo, la única forma de asociación es ir a la iglesia. Porque es en la iglesia donde la gente encuentra la cultura, el ocio, a veces el deporte, y es allí donde encuentra una red de protección social. Por lo tanto, tanto en el suministro de equipamientos como en la política, por ejemplo, los puntos de cultura, una política muy exitosa de los gobiernos del PT, que si se repite tendrá un impacto positivo en la vida cotidiana de las personas.

 

¿Cree que la victoria de Lula puede tener algún tipo de efecto sobre el fenómeno de la extrema derecha, dentro de la región latinoamericana y caribeña?

Ciertamente. Brasil, con esta victoria, puede ser un ejemplo de lucha contra el extremismo, el radicalismo de derecha para el escenario regional en América Latina. Una particularidad muy positiva es que tenemos la figura de Lula, un liderazgo popular de masas con pocos paralelos en el mundo, que representa, ahora más que nunca, un contrapunto al extremismo de derecha en la región.

Una característica de los fenómenos de la derecha es precisamente la desconfianza en la tecnocracia, en los especialistas, frente a la confianza en la experiencia cotidiana, en el saber hacer. Y la imagen de Lula rompe un poco con esto. Lula no es una figura tecnocrática, es una figura que consigue conectar con la realidad del pueblo, que consigue conectar con las luchas del pueblo, con el sufrimiento del pueblo. Y junto con la importancia de Brasil para la región, que juega un papel de liderazgo, de tener la fuerza para avanzar en las políticas de integración, puede ayudar a debilitar las manifestaciones de la extrema derecha en América Latina y el Caribe. La derrota de Bolsonaro en Brasil es significativa, como derrota de la extrema derecha, no sólo para la región de América Latina y el Caribe, sino que a nivel global es muy relevante.

 

 

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por Kelli Mafort

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