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La Coordinación Nacional de la Defensa de los Derechos de la Mujer (CONAP por sus siglas en francés) es una coalición de organizaciones feministas y de mujeres cuyo objetivo es la transformación de las relaciones de género en beneficio de las mujeres y de la población haitiana. Estos miembros lucharon para que las necesidades específicas de las mujeres sean abordadas como una cuestión política en las instituciones nacionales. Como resultado, el surgimiento del CONAP promovió la integración de las demandas de las mujeres «en las prácticas y discursos de las instituciones» (Blanchard, Jacquemart et al, 2018). 

Desde la manifestación del 3 de abril de 1986, que marcó el renacimiento del movimiento femenino en Haití tras la dictadura, las feministas no han dejado de imponerse como interlocutoras en la escena política nacional. Después de esta fecha, se crearon varias organizaciones feministas, entre ellas: SOFA, CPFO, Fanm Deside, AFASDA, FAVILEK. Estas organizaciones se esforzaron por construir un movimiento activista autónomo con una doble vocación: reflexionar sobre las cuestiones que preocupan a las mujeres y pensar colectivamente. Bajo el impulso de estas organizaciones, la causa de las mujeres comenzó a discutirse en organismos que antes no se interesaban por ella como el Consejo de Ministros, máximo órgano de decisión nacional. 

Entre los años 1990 y 2000, a pesar de las notorias convulsiones políticas que marcaron la vida nacional, las organizaciones de mujeres se acostumbraron a llevar a cabo acciones concertadas con vistas a estimular nuevas dinámicas entre el Estado y el resto de la sociedad. 

 

 

En 1993, varias organizaciones feministas y de mujeres se reunieron para celebrar el primer encuentro nacional contra la violencia hacia las mujeres, demostrando la necesidad de responder a los abusos del ejército contra la población civil, en particular las mujeres. Esta acción se considera la primera que dará lugar a la creación del CONAP (CONAP, 2008). Este encuentro fue también una oportunidad para discutir la orientación del movimiento feminista haitiano, sus estrategias de lucha y la forma en que las necesidades específicas de las mujeres deben articularse con los problemas de la sociedad en su conjunto. 

En 2000, cincuenta y tres (53) organizaciones de mujeres se reunieron en el marco de la Marcha Mundial de las Mujeres, bajo la iniciativa de SOFA. A partir de esta reunión, se elaboró un cuaderno nacional de reivindicaciones de las mujeres con recomendaciones contra la impunidad y la inseguridad. 

Las organizaciones feministas y de mujeres empiezan a sistematizar sus reuniones. En octubre de 2002, once de ellos formaron una estructura colegiada basada en el consenso. Será el CONAP, un espacio plural de solidaridad entre organizaciones feministas y de mujeres. Han adquirido fuerza para negociar e incidir para proponer políticas públicas que mejoren la condición y la situación de las mujeres haitianas. Las once organizaciones son Kay Fanm, Solidarité Fanm Ayisyèn (SOFA), Fanm Yo La, Fanm Deside, Kòdinasyon Fanm Sidès, RAFAVAB (Ransambleman Fanm Vanyan Belè), Gwoupman Fanm Vanyan Pestèl, Koumbit Fanm Twou Di NO (KOFAT), Caritas Diocésiane de Fort-Liberté (Sección Femenina), AFASDA (Asosiyasyon Fanm Solèy d Ayiti). Luego formaron una fuerza de negociación y defensa que propone políticas públicas para mejorar la condición de las mujeres haitianas. Cada organización miembro apoya al CONAP y opera preservando su autonomía.

El CONAP pretendía proponer un modelo organizativo capaz de proyectar un liderazgo colectivo y con visión de futuro con estrategias para la transformación de las relaciones de género en Haití en beneficio de las mujeres y de la sociedad. A partir de estos objetivos, el CONAP adoptó cuatro medios de acción: promoción, consulta, sensibilización y movilización. Encabezando la definición de las luchas prácticas y estratégicas de las mujeres, ha protagonizado notables luchas en la vida nacional, tanto estructurales como coyunturales. 

La organización había movilizado la solidaridad regional contra las atrocidades del gobierno, a la vez que organizaba manifestaciones, sentadas y marchas en puntos de encuentro asociados a la lucha de las mujeres en Haití: Place Catherine Flon. Dentro del grupo, las organizaciones miembros apoyaron activamente a Viola Robert, cuya vida se vio amenazada tras el asesinato de sus tres hijos por parte de agentes de policía encubiertos por el gobierno. Tras el asesinato en diciembre de 2002, el CONAP se posicionó en contra del asesinato de Danièle Dustin, activista feminista. También adoptaron la postura de denunciar el ataque perpetrado por los esbirros del gobierno contra los estudiantes en 2003. Desde entonces, el CONAP se ha dedicado a denunciar el régimen ilegal dentro de la red democrática popular. 

Este fragmento de la vida del movimiento de mujeres muestra que el CONAP surgió como una respuesta concertada de las mujeres a las numerosas violaciones de los derechos humanos que el gobierno perpetró contra la población, especialmente contra las mujeres después del golpe de 1991. El CONAP se formalizó en 2002, al tiempo que se implicaba en la búsqueda de soluciones a las demandas estructurales. A través de la lucha contra la violencia contra las mujeres, llevó la batalla contra la impunidad a la escena nacional entre 1990 y 2004. Durante estas dos décadas, se ha consolidado como un pilar de la defensa de los derechos humanos. Sus acciones dan testimonio de los íntimos vínculos entre las luchas de las mujeres y las de la sociedad. El CONAP fue un momento esencial en la estructuración del movimiento feminista haitiano. La estructura nos permitió ver cómo un colectivo puede construir una agenda para consolidar un movimiento político. Al federar sus organizaciones, las mujeres han dado ejemplo de la necesidad de luchar colectivamente.